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El debate sobre la posible computación de la consciencia dispone de un escollo fundamental: No se sabe que es la consciencia.

Al no saber su verdadera naturaleza solo nos queda la especulación. La más común, es tratar a la consciencia como si fuese un proceso, es decir, como si la actividad computacional fuese su creadora. Actividad cerebral consciente es equivalente a consciencia.
Se confunde entonces el comportamiento inteligente con un comportamiento auto-consciente.

Es decir, si un sistema, biológico o no, interactúa con el entorno respondiendo a él de forma inteligente, algunos investigadores han presupuesto que ésa respuesta es suficiente acto para considerarlo auto consciente. Y esto es así, porque el investigador no es capaz de separar un proceso sensorial de la consciencia misma. Con ésta suposición, que un acto de respuesta inteligente respecto a su entorno es un acto auto consciente, en ese caso, las puertas automáticas de unos grandes almacenes, serían conscientes, por el hecho de que se abren ante nuestra presencia.

alguien saliendo de un supermercado por las puertas automáticas

En realidad, estamos proyectando una especie de “animismo científico”. Damos alma a todo aquello que se mueve por el mundo con inteligencia. Y no se diferencia ésta suposición de la de los nativos amazónicos tenían al tirar flechas a los aviones, que, con toda lógica por su parte, suponían que eran seres vivos.

indígenas amazónicos

Mi articulo pretende cuestionar esto. Que un comportamiento puede ser inteligente, y no por ello auto consciente. Que la auto consciencia, no es inteligente, en el sentido de que no se trata de un proceso logarítmico. No es el resultado de la actividad cerebral, sino que la contiene. Que es el lugar en donde unos procesos cognitivos específicos aparecen.

Contenedor o contenido

Creo que no será posible crear consciencia artificialmente.
Tampoco descargar la consciencia en un ordenador como sueñan muchos Trans-humanistas, La razón es que una descarga, solo puede ser de información, datos.
Descargar en un ordenador toda la información de Fernando no incluye a su consciencia, Quizás, “den vida” a esa información actuando como si fuese yo, en alguna simulación. Pero en modo alguno significaría que la maquina actúe conscientemente “siendo Fernando”.

Es una imitación. e imitar un comportamiento consciente, no lo convierte en consciente.

Partamos entonces de algunas definiciones para intentar sacar algo en claro.

Una forma de definir la consciencia, es como el espacio en donde algunos objetos cognitivos aparecen a un observador, que no es un objeto cognitivo. Este observador se identifica en lo que conoce, por una especie de impronta cognitiva .
Por ello, cuando no tiene objetos mentales en el espacio de su consciencia, considera que no está el observador, como cuando se duerme profundamente. En realidad, no ha desaparecido la consciencia como tampoco desaparece el espacio cuando no tenemos objetos que nos sean de referencia para medirlo. Cuando dormimos, desaparece de nuestro campo la información de nuestro mundo exterior. Estamos “a la espera” de la llegada de otro estado cognitivo en donde seremos conscientes, de un sueño. Los sentidos exteriores se apagan, pero los internos, aquello que ve sin usar los ojos, seguirán funcionando. Pero volvamos al asunto del espacio. ¿Es la consciencia el objeto, o sin consciencia de objeto hay consciencia?

Para conocer una distancia, que es nuestra forma de medir el espacio, necesitamos de al menos dos objetos. Sin ellos no podemos referenciar al espacio. Nos parecerá infinito un espacio el que no se puede delimitar con objetos. Desde otro punto de vista, Un espacio sin contenido, es como decir que es inexistente porque no podemos captar frontera alguna.

grafico de distancia entre dos figuras

Entonces, tratando a la consciencia como si fuese un espacio…
¿Cuáles son las fronteras de la consciencia? ¿Dispone realmente de límites? ¿Se pueden observar? Al igual que con el espacio, son los objetos los que nos lo limitan. Nuestro campo de atención se cierra sobre los objetos que incluimos en él. Así, ahora estoy concentrado en una parte de mi pantalla del ordenador. Pero, si levanto mi vista, mi campo se amplía a toda la habitación, limitada por las mismas paredes que funcionan como frontera de mi campo consciente en éste instante.

Cuando no tenemos objetos mentales no referenciamos el paso del tiempo psicológico, ni por supuesto la amplitud de mi campo cognitivo. Ya que como se ha indicado antes, al confundir nuestra imagen reflejada en los objetos mentales, creemos ser lo que conocemos en nuestro mundo interior. Cuando no hay actividad en el consciente consideramos que no estamos, que no somos, que no hay consciencia. Curiosamente, la mayor actividad cerebral se produce cuando estamos dormidos, en el estado cognitivo de sueño, no en la vigilia. Sería lógico que por esa actividad, fuese el proceso más consciente de nuestra vida. Pero no es así.

Cada noche comprobamos como dejamos de ser el yo de la vigilia, para ser a los pocos minutos otra cosa, en otro lugar, con otra historia personal. No dudaremos entonces, por ejemplo, de ser un unicornio alado en un sueño. Que gran decepción para nuestro “sólido ego”, siempre preocupado por los problemas de la vigilia, que se desvanezca con tanta facilidad en el estado onírico. Cuando despertamos, se activan las memorias de nuestra personalidad, y nos reconocemos. Éste acto cotidiano, despertar cada día, nos enseña que lo que creemos ser no somos. Es únicamente memoria. Lo que somos, es aquello que se identifica en esos procesos cerebrales., en esas memorias, que por otro lado son totalmente computables.

Unicornio alado

Hay algo que se ha identificado en el unicornio alado, y hay algo que está ANTES de que se activen nuestras memorias habituales. Los estados cognitivos cambian en un campo de consciencia estable, sin frontera, continuo, que no podemos recordar ni es necesario, porque no se trata de memorias.

LA CONSCIENCIA COMO PROPIEDAD FUNDAMENTAL DEL UNIVERSO

Ésta teoría es la que coincide con ciertas filosofías orientales.
El Yo, ya no es la causa de la consciencia, sino que el Yo es un producto, una variable más del cerebro. David Chalmers con su teoría de la cognición extendida, plantea que la consciencia podría ser una propiedad del universo, como lo es la gravedad. Y al igual que en ella, de diferente acción en los cuerpos, pero siempre presente.

Esto explicaría, como es posible que una espora de hongo parasite una hormiga y sea capaz de actuar con un plan inteligente. La espora la dirige hacia una altura específica en una planta, entre quince o treinta centímetros del suelo, para que allí, obligar a la hormiga a hincar su mandíbula en la hoja, y empezar su desarrollo. Todo esto lo podemos comprobar en el siguiente vídeo:

O como un cuco recién nacido es capaz de saber que es un cuco, y por tanto eliminar a los demás huevos para que sea alimentado con gran ventaja. Es inmune a toda educación exterior por parte de sus engañados padres. Es evidente que el cuco sabe bien quien es, y también es evidente que el pájaro parasitado no sabe ni siquiera contar sus huevos, teniendo la evidencia de diferentes grados de consciencia en el reíno animal… ….¿O deberíamos hablar de diferentes grados de inteligencia? ¿Son estos comportamientos, el de la espora y el del cuco, diferentes grados de consciencia, o son diferentes grados de inteligencia?

La duda

¿Se ha visto alguna vez dudar a un cuco? ¿Se ha planteado alguna vez porque tiene que matar a esos polluelos? Y la espora ¿No le ha parecido nunca una crueldad y salvajismo su dominación sobre las hormigas? Tanto la espora como el cuco, ¿Por qué no tienen dilemas morales o filosóficos?

Cuando pregunto porqué los anímales no se cuestionan su comportamiento, porque no tienen dilemas intelectuales o morales, se me contesta de que la razón es que no son suficientemente inteligentes, al no disponer del cerebro adecuado, para un proceso abstracto.

Pero yo me pregunto…

La espora no tiene cerebro para cuestionar su comportamiento, pero sin embargo, es capaz de planear toda una estrategia de dominio de un ser infinitamente más complejo que él, con todas las acciones a tener en cuenta, con el dominio de la voluntad de un ser superior, con un plan bien definido y maquiavélico. Todo eso lo hace igualmente sin cerebro.

El cuco no puede cuestionarse tampoco, le falta inteligencia, pero sí sabe en cambio nada más nacer, que es un pájaro parásito que ha de eliminar a sus “hermanos”. Y se vuelve totalmente inmune a la educación recibida por otra especie, sabe lo que es, y al crecer, hace lo que un cuco hace. Parasitar otros nidos.
¿Todo esto es menos inteligente que cuestionarse? ¿Dudar de uno mismo es el colmo de la inteligencia?

Mi punto de vista es que solo un ser auto consciente puede cuestionar su comportamiento, no es una cuestión de inteligencia. Y la gran mayoría de los anímales, no se pueden cuestionar a sí mismos, porque desequilibrarían el orden natural. Son lo que son, y hacen lo que tienen que hacer.
¿Os imagináis huelgas de hormigas obreras? ¿Leones con remordimientos o cargos de consciencia? ¿Ratas con escrúpulos? ¿Os imagináis libre albedrio en el reino natural?

León tapándose los ojos

Yo explico toda ésta inteligencia del mundo natural, como una propiedad fundamental del universo.

Bajo mi punto de vista, se podría explicar todas éstas acciones inteligentes con la teoría de campos. El campo cuco transmite toda la información necesaria a cada cuco que nace.
Una información de salida que comparten todos los cucos, independientemente de donde nazcan, e independientemente de su capacidad de captar más información del entorno, para adaptarse, a medida que crecen en él.
Sería algo así como el mundo de las ideas de platón,, que como clases en informática, generarían objetos específicos con variables inicializadas en cada momento. Cada animal sería un sistema inteligente que no dispone de la capacidad de duda de sí. Esa cualidad, solo está disponible para una inteligencia auto-consciente de sí misma.

El ser humano aislado del campo natural

El verdadero misterio es, que si todo el universo fuese consciente en mismo grado, como es posible que solo nazca en el ser humano un ente psicológico emocional aislado de su entorno natural. Nuestra sensación de tener una mente aislada de los demás, y sobre todo, del mundo, es una cualidad muy presente y específica. La característica fundamental.
Los seres humanos a diferencia de los cucos, parecen ser que no tienen muy claro que son. Carecemos aparentemente, de un campo de información humano, de donde poder descargar la información necesaria para entender nuestro mundo y saber que debemos hacer en orden y armonía natural. Para relacionarnos con el mundo exterior debemos recibir la información del mismo exterior, a través de otros seres humanos. Debemos crear ideas. Si mi lenguaje es raro, inadecuado o diferente tendré verdaderos problemas para subsistir.

No parece que el campo de influencia humano sea tan lógico y efectivo como el campo de influencia de los cucos y esporas.
Ahí, hay orden y armonía. En el ser humano, algo parece que está mal desde hace tiempo. Por tanto, nuestro conocimiento del mundo es indirecto, conocemos a las cosas a través de las ideas que nos generamos de ellas, no directamente. Nuestro mundo es imaginario. Cuando comprobamos que en la naturaleza cada cosa está encajada en un ecosistema, que regula y controla todos los elementos, y que la evolución ha determinado un papel y conocimiento adecuado y específico para cada ser, nos preguntamos como seres auto conscientes, ¿en donde encajamos en todo eso?

Nuestro mundo interior es el que más nos influye, ahí vivimos en realidad, y parece que no dispone de mucha relación con ese orden natural, porque lo normal es sentir cierto caos interno. Nosotros dudamos de lo que somos, sino, no haríamos éste tipo de artículos, podemos dudar de todo, y desconocemos profundamente lo que haremos o sentiremos en el instante siguiente. Al ser humano consciente, le define más sus dudas que sus certeza, su estupidez, más que su inteligencia.

Los animales, si no son sacados de su entorno, saben siempre lo que han de hacer, están equilibrados y sanos psicológicamente, y no sufren de dilemas existenciales. Si la consciencia es una propiedad del universo, el dilema sería entonces, porqué estamos fuera de ése universo inteligente, o al menos, porqué así lo sentimos en nuestro mundo interior. El hecho que podamos comprender y descubrir las leyes del universo, sería también gracias a ese aislamiento. Si no fuese así, que estuviésemos aislados de esa inteligencia universal, no podríamos actuar en contra del sistema natural. No podríamos ser un cáncer para el mundo y para nuestros congéneres. El ser humano no sabe que es, ni su papel en el mundo. Se lo tiene que inventar o descubrir. Y aquí viene una pregunta inquietante.

¿La auto-consciencia es la causa de nuestra estupidez humana?

La consciencia, un sistema que se valida a sí mismo.

¿Existes? ¿Eres consciente? No has necesitado mirar nada para saberlo. Es una certeza en tu corazón. Probablemente sea la única certeza real que tenga un ser humano, dentro de su vida psicológica llena de dudas y creencias de poca solidez.

La consciencia se da cuenta de sí misma. Y esta fuerza de saberse, proyecta un marco de COMPRENSIÓN DE LO QUE NO ES ELLA. El darse cuenta y la comprensión que adviene de ella, son actos no computables, como ya demostró Roger Penrose en su obra, Una nueva mente del Emperador.

Utilizó el famoso teorema de Kurt Godel, porque con él se demuestra matemáticamente algo que solo puede pasar en algo con auto-consciencia: La cualidad de validarse a sí misma. Saber que se es.

Godel demostró que un sistema no puede validarse a sí mismo, y por tanto, Penrose demostró que no puede ser la consciencia computable, ya que ella si se valida a sí misma.

Tiene que haber algo metafísico, respecto a la actividad física, como Godel consideró la existencia de una meta-matemática en relación a las matemáticas.

Veámoslo con una paradoja:

Un barbero tiene la orden de solo afeitar a todos los que no puedan afeitarse por sí mismo.

Entonces, ¿Él puede afeitarse a sí mismo?

La paradoja del Barbero

Godel, demostró de forma absolutamente matemática, que existen proposiciones que no se pueden probar ni refutar, aunque sean válidas. El lo realizó transformando matematicamente la paradoja del mentiroso en donde la comprobación de la afirmación “Yo estoy mintiendo”, se contradice invalidándola. Resulta que el ser humano vive muchas situaciones paradójicas, de hecho se podría afirmar que su mundo interior se reviste en esencia de constantes paradojas y contradicciones. Si no fuese así, no podríamos decir cosas como:”No me soporto a mi mismo“, no pensaríamos una cosa, sentiríamos otra.

Somos conscientes de todas las paradojas, por tanto somos capaces de validarlas y juzgarlas. Somos algo que no es el proceso lógico, habría errores, pero nunca dudas.
No resolveríamos el asunto del barbero de forma natural, y no tendríamos sentimientos y tendencias de confusión y duda, que en esencia, es la contradictoria existencia humana.
Por un lado, defensor de la lógica y el orden, y por otro lado, sintiéndose atrapado en lo repetitivo, rutinario, lógico y matemático. Deseando la espontaneidad, la sorpresa, lo inmedible, azaroso, lo indescriptible, lo intangible, el arte expresa todo ese sentir humano.

Nosotros podemos crear bucles contradictorios sin que reviente nuestro cerebro. Porque una cosa es el logaritmo lógico de nuestro comportamiento, y otra cosa es el darse cuenta de ese proceso.

Dibujo de manos pintándose mutuamente

El ser humano inteligente, el genio, la idolatrada capacidad intelectual, no se salva de la locura. Godel, sufrió importantes trastornos psicológicos que le llevaron a una absurda muerte al creer que unos enemigos imaginarios le pretendían envenenar, muriendo por inanición. Una absurda muerte para una mente lógica, pero no para un ente emocional que comprende el mundo de otra forma. Prueba de que Godel no era solo su gran intelecto, algo más perturba el interior del hombre. Es por ese motivo que no pudo comprender su ilógico comportamiento tan obvio para nosotros.

Terminando con Godel, éste buen hombre nos demostró que la comprensión de las matemáticas no es un proceso matemático.
Para que ellas existan, es necesario además de algo que las comprenda.
Es algo parecido al colapso de la función de onda por parte del observador de la mecánica cuántica. El observador es algo desconocido que determina el estado de las cosas.
No puede pertenecer al mismo campo unificado porque sino, no se colapsaría.

Conclusión

A mi entender, la consciencia es como el espacio, un gran contenedor de ciertos procesos cerebrales. Está en cierta forma, en otra dimensión. El cerebro sería una especie de proyector de ésta luz para sus propios procesos.
El cerebro no sería causa de la consciencia como no es causa una radio, de la voz que ella emite. Ésta es mi opinión, pero no por ello no dejo de reconocer que es el mayor enigma que el ser humano dispone. Nuestra naturaleza auto consciente sigue siendo tan fascinante como hace miles de años. Nuestra imagen emocional de nosotros mismos, sigue siendo una realidad totalmente incomprendida.
Nuestra sensación de aislamiento del entorno y sus procesos internos, sigue siendo a veces nuestra mayor angustia. El Misterio humano continua tan vivo como siempre, como viva es la sensación de existir, que, por muy misteriosa que nos parezca, estamos enamorados de ella. Nuestra consciencia, nuestra comprensión, nuestra vida, no son solo datos. Algo misterioso lo ilumina.

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