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Pretender ser de otra forma ocasiona un enorme sufrimiento y frustración. Es hora de que sepas que no puedes ser de otra forma. Lo que puedes es mejorarla.

En nuestro extracto del artículo manifestamos un matiz muy importante ante lo que es un cambio personal. Lo que vamos a considerar en éste artículo es que un cambio en una persona no es un cambio de la esencia de lo que uno es. De hecho, esa esencía, se plantea inmutable. Un cambio comportamental, que son los evidentes y monitorizables, son los que se pueden cambiar o desaparecer.
Dejar de ser una persona egoísta para convertirse en un altruista no es un cambio de persona. Dejar de ser una persona miedosa por una más valiente no cambia la esencia de lo que es. Todo son expresiones simétricas de la misma cosa: Lo que uno es.

Diferenciar a las personas por sus inclinaciones o creencias es algo muy peligroso. Ha ocasionado grandes males aún no superados por la humanidad. Probablemente, este asunto que parece muy particular a la existencia individual, es en realidad una de las cuestiones más importantes que el ser humano deberá afrontar algún día. Debemos llegar a entender que es aquello que nos diferencia de los demás y que es aquello que compartimos todos. Por amplio que sea marco el comportamiento humano, sus culturas, creencias y tendencias, el ser humano nunca deja de ser lo que es. Por horrenda que sea la expresión humana, humana es, y por tanto, de todos. Tendremos en algún momento que asumirlo, y dejar de huir de esa responsabilidad histórica con nuestra especie, de condenar actitudes y no esencias. Somos la misma cosa expresada de formas tan variables como beneficiosas o perniciosas.

La mejor versión de uno mismo

Vamos a utilizar la clásica forma de clasificar las versiones del software como metáfora del cambio comportamental. Vamos a otorgarle algunos valores equivalentes a lo que se suele representar en éstas tecnologías.
Lo primero que tendremos que identificar es que es una versión humana. Y para ello deberemos definir un concepto más o menos claro de lo que es un ser humano aunque sea vagamente. Realizada la premisa comprobaremos lo que es “versionable” en nosotros mismos.

versiones software

Un ser humano nace…

La ciencia aún no se ha puesto de acuerdo en si los seres humanos venimos a éste mundo con unos talentos innatos, o por el contrario, somos una tabula rasa en blanco para recibir todo el condicionamiento de forma externa.
Muy probablemente sea un tercer camino. Que seamos un potencial por descubrir que se expresa o no según sean las condiciones exteriores, a través de la facilidad en el aprendizaje o su dificultad.
Entonces, para marcar la primera versión que un ser humano pueda disponer decidimos que sea su desarrollo físico-cognitivo que marca el crecimiento del bebé hasta su étapa infantil. Éste niño o niña tendrá que desarrollarse y manifestar todas las cualidades principales que definen a un ser humano sano, según la cultura en la que nace.
Su motricidad fina, su capacidad de movimiento, el pensamiento abstracto, la teoría de la mente, y en general, todo el aspecto psico-físico que se pretende debe alcanzar todo individuo de forma óptima.
Ésta sería la primera versión. La versión 0 sería el nacimiento y el desarrollo de todas las cualidades que definen a un ser humano, en la posterior versión 1.

Vamos a decir que esto se produce mejor o peor, alrededor de la edad de los siete años. ¿Por qué consideramos que un niño de siete años ya dispone de una versión superior? Porque es irreversible todo lo que ya haya alcanzado a esa edad. Porque ese niño o niña, salvo accidente grave, no podrá retroceder en su desarrollo. Habrá integrado totalmente todas las habilidades esenciales del comportamiento humano que ha tenido disponibles. Ahora solo puede mejorarlas o quedarse estancados en ellas, o degradarse.
Y otra cosa importante. El desarrollo del concepto del yo en los niños y niñas tiene un precio de pago en el desarrollo de habilidades. Suele bajar su capacidad de comprensión y memoria para aprender rápidamente. Éste es el motivo por el cual los niños y las niñas son capaces de interiorizar un sinfín de idiomas mientras no desarrollen su identidad de forma fuerte. Evidentemente, después tendrá más facilidad que otra persona para aprender un nuevo idioma. Pero todo aquel idioma que no hayan recibido en esa época pre-pueril, no le quedará innata. Por tanto la versión 0 puede asimilar funciones esenciales de forma más rápida y eficaz que la posterior version 1.
Después con la integración de la versión 1, como en el asunto de los idiomas, tendremos mayor o peor facilidad, pero jamás esa integración total que solo ocurre en la infancia pre-egoíca.

Nuevas habilidades

El niño o la niña sabe hablar, se mueve sin problemas por el mundo, razona, siente, y en general es un standard de ser humano. Seguramente habrá desarrollado a ésta edad que hemos marcado, algunas inclinaciones personales que lo definan como individuo. Esto significa que el niño o la niña será más tímido o extrovertido, más dado a los números o a la lectura, más dado al juego con amigos o al juego en solitario.
Entenderemos perfectamente que seguirá siendo un niño o una niña tanto el niño extrovertido como el tímido, tanto el niño que le gusta las mates como aquel que es parlanchín, o le gusta leer cuentos, tanto el niño que juega en el parque como el que juega en solitario con sus juguetes, tanto el niño rebelde, deportista, despistado o atento. Así, ya disponemos de la idea esencial, que no es baladí, de que lo que un niño es no cambiará nunca. Lo que cambia en el tiempo es su desarrollo comportamental, intelectual, físico y emocional. Podrá mejorarse o atrofiarse, eso si, pero niño es y niño será. Podrá convertirse en un talento o quedarse “congelado”, podrá rechazar sus propios logros o vivir frustrado el resto de su vida, podrá el niño convertirse en adolescente, adulto y viejo. Pero su esencia será la misma haya logrado desarrollar habilidades o vicios.

Aquí entra el segundo número de nuestra clasificación. 1.0 es el niño o niña standard con sus peculiaridades. Ahora, según sean sus inclinaciones desarrollará nuevas habilidades, y cuando estas estén totalmente integradas, es decir dejen de estar en proceso de aprendizaje, subirá de nivel, a 1.1.
Esto ya es un niño con dominio de las matemáticas o la escritura por encima de lo común. 1.2 Es un niño que ahora ha alcanzado cierto nivel de expresión personal o intelectual. Este segundo número muestra las nuevas habilidades que nos mejoran en todos los campos humanos, no solo los intelectuales por supuesto. Cada vez que comprobamos que algo que nos costaba esfuerzo, ahora se hace sin el, hemos subido de nivel.
Hemos integrado una nueva habilidad, que es el equivalente informático de una nueva función.

Defectos y fallos

Algunas habilidades con las que venimos al mundo, o en todo caso desarrollamos, pueden “estropearse”, o dicho con más propiedad, volverse por algún motivo en ineficientes. La timidez, miedos irracionales, dislexia, dificultades comprensivas, manías, alergias prejuicios,, son algunos de los aspectos típicos en el desarrollo infantil que nos llegan a edad adulta.
Como adultos podemos tener integradas habilidades que se expresan de forma muy ineficiente. Un mal carácter, un rechazo o falta de curiosidad por el aprendizaje, déficit de atención, nivel de frustración bajo, celos, pulsiones emocionales, falta de auto-control, etcétera. Cuando los seres humanos decimos que queremos cambiar, lo que realmente queremos decir es solucionar “estos defectos” o alcanzar ciertas habilidades que no disponemos, y vemos en los demás.
Las funciones o habilidades que un individuo tenga poco productivas, no necesariamente signifiquen que sean inapropiadas, suelen ser una fuerte carga de desprecio personal. Ello ocasiona una progresiva falta de auto-estima y perdida de seguridad en las habilidades que si funcionan en nosotros. Ahí es cuando solemos humillarnos en contraste al modelo de perfección que nos hayamos creado”.
Pero en realidad nos estamos enfocando mal. Porque lo que esa otra persona es para nosotros, un modelo a alcanzar, carece del conocimiento de ésas otras cosas en las que están igual que nosotros. Podemos carecer de muchos defectos de gente que admiramos. Solo la injusta medida respecto a nosotros mismos, “solo valen mis defectos los demás son perdonables”, nos hace sostener un idealismo exagerado del valor de otras personas con habilidades que podamos desear.

Entonces, lo que realmente deseamos es superar nuestras dificultades. Ello expresará la peculiaridad de lo que uno es, con defectos superados o no, y nunca la peculiaridad de lo que “otra persona es”, aún alcanzando su nivel. Eso sí, una persona con habilidades mejoradas, con sus nuestros bugs solucionados, claramente parece ser “otra persona” ante quien nos conoce. La superación de errores en el mundo informático se suele expresar con un tercer número, hasta que el hecho mismo de corregidlo genere una nueva funcionalidad. 1.2.1 sería una persona que ha solucionado cierta habilidad que se expresase de forma destructiva, o simplemente, mejorar o eliminar algún problema.

En este caso, ese tercer número irá subiendo a raíz de todo “arreglo personal”.
Suele pasar muy a menudo que la solución o mejora de ciertos “defectos o debilidades” manifiestan nuevas habilidades ocultas. Y es así como solo mejorando nuestras carencias subimos de habilidad, de 1.2.7 a 1.3.
Ya que lo que no era funcional ahora lo es, y en ése sentido nos cambiará notablemente como entendemos la vida, o de una forma más concreta al proceso implicado.
La gente notará inevitablemente un cambio en nosotros. Hemos mejorado.

Concluyendo

La idea esencial de éste artículo es transmitir que lo que uno es lo será siempre. Lo que sucede es que nos expresamos de forma funcional o disfuncional, ya sea por malas experiencias o falta de recursos. Empezar a desear ser otra persona solo nos amargará la vida. Pediremos peras al olmo que somos. Si tenemos muy distorsionada la imagen de lo que es un ser humano esto puede llevarnos a una terrible vida de frustración y decepción personal. Lo que realmente somos se seguirá expresando de dos maneras siempre: De forma constructiva o de forma destructiva.
Si deseamos cambiar esas relaciones o tendencias deberemos mejorar los puntos débiles, deberemos integrar nuevas habilidades, deberemos construirnos y deconstruir nuestro comportamiento y hábitos.

Aquí está el cambio y no hay otros. La esencia emocional de lo que uno es, jamás será tocada. Y comprendiendo bien éste aspecto nos convertirá en seres más compasivos y comprensivos con los demás. Dejaremos de ver al triunfador como algo alejado de nosotros, y dejaremos de ver al perdedor o débil como otro ser alejado de nuestra naturaleza. No pretendamos entonces cambiar lo que somos porque entonces tenemos una potencial debilidad filosófica. No nos entendemos bien.

Actualizar nuestro sistema es el trabajo de toda una vida. Seamos metódicos en ello. Ya que la esencia de lo que uno es no varía. Solo nuestros hábitos. Sustituyamos los que no nos funcionen. Busquemos y descubramos nuestra mejor versión de nosotros mismos.

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