Dark Light

La defusión cognitiva es el concepto usado por occidente para la vieja idea de la des-identificación, transmitida por la filosofía oriental. Aunque por supuesto, en ésta última, se ocupa más de la identificación a nuestra imagen psicológica, o “sentido de apropiación cognitiva.“, que es aquella que genera esa sensación continua y pre-clara de ser “algo”.

En éste artículo solo nos ocuparemos del significado occidental. La defusión cognitiva no es algo tan extraño en nuestras vidas, solo que no lo sabemos. Antes de hablar de como se hace ésta defusión, vamos a aclarar otros conceptos.
Vamos a clasificar a los objetos mentales que puedan “defusionarse”.

En un principio, cualquier objeto psicológico es propenso de ser percibido con identificación o no. De ella, dependerá en cierta medida su posterior acción sobre nosotros.

OBJETOS MENTALES

Un objeto mental, en mi clasificación personal, son sensaciones, percepciones y pensamientos. Aunque dentro de los pensamientos incluyo a la actividad imaginativa, las emociones y sentimientos.

Sensaciones:

Relacionadas con el cuerpo físico. Un cuerpo saludable, apenas se siente. Es algo ligero y sin sensación concreta. De hecho, la falta de ligereza en el cuerpo, que éste nos pese al andar por ejemplo, es señal de falta de tonificación física, o de algún tipo de problemática.

Solo sentimos nuestro cuerpo en contacto con lo exterior, salvo aquellas personas que hayan desarrollado una percepción física más fina…
…pero esto es otro tema.

Si estamos relajados e inmóviles, el cuerpo se llega a difuminar, a desaparecer cognitivamente. Esto es esencial para la práctica meditativa interna, pero no es el asunto que nos ocupa ahora. Cuando estamos en el mundo debemos percibirnos en el mundo.

Así, cuando estamos sanos, sentimos el cuerpo cuando éste interactúa con el medio. Por ejemplo, practicando deporte.

Un hombre haciendo footing

La brisa, el contacto contra el suelo, el sudor, la vibración del impacto, el aire que entra en nuestros pulmones… Todo esto se puede llevar a otras actividades, como el comer, el roce de otra mano a saludar, un beso, etcétera. Toda esta interacción con el mundo nos hace sentir sensaciones físicas, activan nuestro sentido de propiacepción.

EL DOLOR

Cada vez que nos duele una parte del cuerpo, ésta región se aísla y destaca de nuestra percepción ambigua del cuerpo. Esta es una forma que tiene el cerebro de obligarnos a atender a algo que está mal . Si me duele, es porque algo malo le está pasando, parece lógico…

DEFUSIÓN COGNITIVA EN LAS SENSACIONES

De forma general, la defusión cognitiva ante las sensaciones físicas nos sirve para el control del dolor. Aquí encontrareis unos consejos para enfermos con artritis. En los hombres por ejemplo, es muy útil para el control de la eyaculación. “Somos” donde atendemos. Si nos duele una pierna, en realidad, no nos duele el “nosotros”. En realidad, no nos impide realizar otras actividades. Siempre comprendiendo el marco del dolor, con sentido común, ya que no es lo mismo una molestia que una fractura.

Sin embargo, la práctica del control del dolor extremo ha sido una de las vías iniciáticas por muchos pueblos, para que de forma análoga, controlen también otras pasiones humanas.
Se puede controlar el dolor a niveles considerados sobre-humanos por la comunidad científica. Los faquires son diestros en esto. Y otras culturas, realizan periódicas celebraciones en las que el dolor y la resistencia física, son profundamente protagonistas.

Indio con ganchos en el pecho

Si uno es capaz de soportar y controlar ciertos dolores, genera simétricamente una fortaleza y seguridad ante otros problemas diarios. El miedo a una pelea, por ejemplo, es un miedo muy profundo en personas que no son violentas. Estas personas si practican artes marciales exigentes, desarrollarán cierta seguridad física al tener que soportar golpes, caídas, y cierta tolerancia al dolor. De esta forma, no se bloquearán y someterán ante una intimidación física.

Para concluir y comprobar como la defusión cognitiva es más común de lo que parece, daremos una explicación ante lo que ciertos hombres dicen no entender.

El rechazo durante una estimulación sexual efectiva y satisfactoria.

pareja en actitud amorosa

Una mujer, en realidad los hombres también por supuesto, pueden rechazar a una persona a pesar de que les genere placer sexual. Dicho así, parece muy obvio. Pero muchos hombres, dicen que no comprenden esas situaciones.

Se puede uno disociar del placer sexual por muchos motivos.
Puede ser por:

“No querer iniciar una relación sexual en ese momento”
“Cargos de consciencia morales”
“No me conviene liarme con esta persona, por los motivos que sean”
“Quiero controlar mi atracción sexual, para que no entrar en un descontrol al ser algo que me tira mucho…”
etcétera.

Usen la imaginación y traten de entender porque una relación sexual puede ser inapropiada. En realidad, los motivos son lo de menos.

Pero vayamos a lo que nos ocupa.

Sin duda, el placer sexual, es un conjunto de sensaciones de difícil defusión. Pero se puede por supuesto. Si esto es así, ¿Cómo no se va a poder con otras percepciones? Estos actos nos demuestran que no estamos vendidos a lo que sentimos. Podemos siempre disociarnos de lo que se perciba.

Percepciones:

Como percepción, entiendo todo aquello que percibimos a través de los sentidos clásicos, que no sean propios de la propiacepción. En general, imágenes y sonidos.

Los seres humano solemos durante el día estar inmersos en nuestro mundo interior.
Confiamos en que las cosas de nuestro mundo son seguras y no tenemos mucho interés en atender a los demás y el rededor. Es fácil comprobarlo en el día a día. Las personas se colocan cascos para aislarse del ruido exterior. No se mira a otras personas. Y en general, estamos más en nuestros pensamientos y preocupaciones diarias, que en lo que esté sucediendo “fuera”.. El móvil, en este sentido, es otra forma de desviar nuestra atención del mundo exterior. Todo esto es comprobable en cualquier paseo, o mucho mejor, yendo en el metro o el autobús.

Gente sentada en el metro

Si no ocurre nada raro, no “salimos de ese mundo”. Un frenazo repentino, un disparo en la lejanía, o una cara conocida y valorada, son algunas de las percepciones que nos desvían al exterior. Si no es así, no estamos en el mundo exterior sino en nuestra fantasía interna.

Al llegar la noche, ocurre el efecto contrario.
Queremos dormir, pero al haber silencio interior nos vamos a los sentidos. Es por éste motivo que percibimos tan claramente el sonido molesto. No solo porque hay silencio en la noche, sino por lo comentado, nos vamos fuera ya que dentro no hay nada. En realidad, la actitud correcta sería estar fuera durante el día, y estar dentro por la noche. En todo caso, el aislamiento cognitivo se debería producir cuando nos concentramos en algo, por ejemplo en el trabajo. Si lo hacemos bien, dará igual el ruido de la oficina o cualquier otra distracción. Por eso no podemos contestar cuando estamos concentrados en algo. En el mundo de la informática está muy mal visto interrumpir a alguien que se encuentra en concentración. La razón es que existe un flujo de complejidad que si es interrumpido luego cuesta mucho alcanzar . En el trabajo informático esto es muy importante, ante la variedad de relaciones complejas lógicas, que se han de tener en cuenta. Nada se ha de suponer. Perder ese hilo, es casi como arruinar todo el trabajo, porque muchas veces se tiene que volver a empezar de cero si nos han distraído lo suficiente.

¿Cómo práctico la defusión cognitiva en las percepciones?

Una muy sencilla es atender a alguien que habla en un sitio ruidoso. No solo por educación, sino porque así las personas se sentirán mucho mejor con nosotros. Otro buen ejercicio es ver una película de terror, de éstas que generan sustos, concentrados en ella sabiendo que se trata de una película, sin inmersión cognitiva. Un ruido fuerte solo nos asusta si nos sorprende. Si existe defusión cognitiva en la percepción, la imagen o ruido no molesta.

Queda flotante.

Pensamientos, imaginación y emociones:

La defusión cognitiva se ha popularizado como herramienta para el control de emociones negativas. Además, de controlar también el flujo incesante e involuntario de pensamientos e imaginaciones altamente tóxicas.

Una forma de comprender este proceso es dándonos cuenta de que tenemos instrumentos cognitivos, es decir herramientas que disparan imágenes, sentimientos y pensamientos.

Usaré como ejemplo al pensamiento.

El pensamiento es algo que se generó muy a posterior de nuestro nacimiento. Por tanto es algo adquirido. Es una herramienta para comunicarnos y reflexionar sobre la naturaleza de las cosas, indispensable para nuestro mundo social.

Al igual que un músico que toca la guitarra, nosotros tocamos nuestro aparato lingüístico. Éste, puede estar estimulado por nuestro talento creativo, o por meras preocupaciones irracionales. Y ciertamente, podemos perdernos en esa actividad argumentativa, ya que su manifestación es automática. Pensar en lo que vamos a decir, impide su fluidez.
En realidad, para hablar bien, mejor dejar que la herramienta funciona sola. Todo el mundo es diestro en expresarse a su manera. Quizás no tanto en reflexionar, que es otra cosa, pero todos nosotros tenemos talento en pensar como solo nosotros pensamos. Así, somos como el músico virtuoso, que no genera esfuerzo a la hora de tocar la guitarra. No tiene que pensar como hacerlo., Simplemente, lo hace.

Alguien tocando la guitarra

La inmersión cognitiva en una reflexión, como cuando damos un discurso por ejemplo, otorga sensación de autenticidad por su fluidez. Pero, cuando ésta actividad deja de ser reflexiva, sino es una manifestación de preocupaciones cíclicas y recurrentes, entonces, éste pensar, se convierte en un vicio destructivo.

Pero veamos un poco más de cerca éste pensamiento. Responda a las siguientes preguntas.

¿Es usted quien piensa o lo que escucha a lo que piensa?
¿Es consciente de qué es lo que activa el argumentario que le inquieta?
¿Es consciente del estado de relativa calma que existe antes de que aparezca el argumentario negativo?
¿Es consciente dell retorno a la relativa tranquilidad cuando el pensamiento es olvidado?
¿Ve que existe espacio antes y después del pensar?
¿Que usted, no desaparece con el pensamiento?

Los pensamientos abducen nuestra atención porque los consideramos nosotros. Es decir, no es una herramienta de nosotros. Son tratados como una expresión de lo que soy.

Por tanto, cada vez que pensamos para nuestro cerebro es muy importante atenderlo porque “es lo que yo soy”. El significado emocional que le otorgamos al pensar es de alta prioridad. Y aquello, que es importante para nosotros, emocionalmente hablando, es atendido inmediatamente. Si viéramos al pensamiento como una mera herramienta que además se activa involuntaríamente ante infinidad de cosas, entonces, nos despegaríamos de él. Cuestionaríamos al pensar mismo.

Esto en realidad, es filosofar. Cuestionar lo que se piensa.

Por tanto, al menos, demonos cuenta que son objetos en nuestra cognición, y no lo que soy. Y nosotros, si queremos ser algo, somos el espacio cognitivo que permite su manifestación.

Imaginad una cita con alguien que consideren atractivo-a.
Pero están sentados en un lugar incómodo.
Estoy seguro que serán capaces de disociarse de la sensación para concentrarse en la otra persona.
Nada como un interés para atender ¿Verdad?

De igual forma, el pensamiento que no lleva a ningún lugar y produce angustia o preocupación, debe de ser tomado como lo que es:

Mera manifestación de un sentimiento negativo, que solo lo justifica a él mismo.

Conclusiones

Cada día, existe un continuo atencional que no somos conscientes. En él, aparecen infinidad de objetos.
En la noche, experimentamos el reparador silencio cognitivo del sueño profundo. Al despertar, empieza el festival de sensaciones, pensamientos y percepciones que atrapan de forma nerviosa a nuestra, hasta entonces, calmada atención.

Uno no es lo que aparece y desaparece en nuestra mente.
Uno no es el nervio, la preocupación, el estrés, o cualquier otra cosa. Uno es el lugar en donde esto se manifiesta, y tiene una esencia imperturbable. Si se comprende que somos un sentir en el que se perciben infinidad de cosas, podremos desarrollar cierta capacidad de control sobre lo que atendemos. Debemos recuperar cierto dominio de la atención. Ello es lo difícil porque jamás se preocuparon en enseñarnos tales cosas. Pero nunca es tarde para empezar.

Recuerden esto:
Donde se atiende, se vive. Quizás no podamos evitar las percepciones negativas de nuestra vida, pero si podemos llegar a dominar a que cosas procede atender o no. No se está obligado a atender al ruido, sea éste, exterior o interior.

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