Dark Light

Vean el video asociado a éste articulo. En el comprobarán la “insultante” capacidad mnemotécnica de los chimpancés para nuestro ego humano. ¿Cómo es posible que unos supuestos seres, más inferiores en inteligencia que los humanos, estén tan por encima de nosotros en ésta capacidad? En éste artículo intentaremos dar una posible explicación.

El chimpancé es capaz de reconocer la posición de los números, en menos de dos segundos, porque no recuerda los números, simplemente reconoce su posición. Para entender ésta diferencia vamos a mirar un poco con detalle que es en realidad, recordar y reconocer. El recuerdo necesita de una imagen psicológica asociada a la información para realizarse. El reconocimiento no necesita de tal imagen. Como comprobaremos al final, está es la clave. Pero antes, tengamos claro las diferencias entre recordar y reconocer.

¿Qué es recordar?

El recuerdo es la evocación volitiva de un dato o estructura de datos. Es decir, “El Yo”, pretende alcanzar una información que no está en su presente, sino en algún lugar de su memoria. El alcance de esa información, el advenimiento de la misma en nuestro consciente, dependerá de muchas cosas. En general, de la relación emocional de esa información con nosotros mismos, y por supuesto, el estado emocional presente de quien pretende recordarla. De ahí, que en los últimos estudios sobre la memorización, se destaque la importancia de lo emocional para una buen integración de la información que se pretenda aprender. La sorpresa, la novedad, el asombro, y en general, los contextos emocionalmente interesantes e impactantes para el individuo, favorecen la integración de la información, ya sea ésta positiva o negativa, es decir, no depende del gusto, interés, o necesidad del individuo. El ser humano es extremadamente habilidoso en recordarse a sí mismo dentro de una construcción temporal. Y como ya hablamos en éste artículo, así se desarrollan técnicas de memorización para los seres humanos: Creando historias. El recuerdo es una actividad que necesita tiempo. No es instantánea. Siempre necesita de un medio psicológico. Y éste medio es el “Yo o imagen de sí mismo” que esté asociado al recuerdo.

¿Qué es reconocer?

Siempre se ha dicho que nadie olvida montar en bici. ¿Qué extraordinaria capacidad evolutiva no? La explicación científica señala que éstas memorias se almacenaron en las de “a largo plazo”, y por tanto, ahí su permanencia. Pero esto no explica nada, sería una obviedad.

Chica en bici

Otros indicarán la naturaleza motriz de éstas memorias. Dando a entender que las memorias intelectuales son propensas a ser olvidadas, o en todo caso, no tan fáciles de almacenar. Lo cierto es que las memorias relacionadas a la actividad de ir en bici, se almacenan de por vida, sea ésta una actividad muy recurrente en nuestra vida o no. Es decir, cuando se aprende, se aprende para siempre.

Las memorias están en la bici

Ahora vamos a ve el asunto desde otra óptica. ¿Dónde están las memorias de montar en bicicleta? ¿Podemos recordarlas? No, para nada, no podemos recordarlas a pesar de que se supone que están en algún lugar de nuestro cerebro. Entonces, ¿Por qué no puedo? Porqué no se tratan de memorias relacionadas con nuestra auto-imagen, a pesar de que obviamente. podemos recordarnos montando en bicicleta.

Entonces podemos hacer otra clasificación: Memorias relacionadas con nuestro ente psicológico, y memorias relacionadas con nuestras habilidades. ¿Pertenecen éstas habilidades al ente psicológico? Pues no, no pertenecen. El Yo es una función cognitiva más de nuestro cerebro, y por éste motivo podemos montar en bicicleta sin su intervención.

Las memorias de la bicicleta se evocan en el presente de forma inmediata, no a través de la mediación de un Yo. Al estar asociadas a un evento sensorial, montar en bici, se activan sincrónicamente ante la experiencia. Solo necesitamos montar en bici para que ellas actúen. No es necesario otra intervención. el evento perceptivo, evoca a la memoria, esto es reconocer.

Alguien bajando una pendiente con una bici, en perspectiva del piloto

La hipótesis

En el minuto 2:04 del vídeo asociado a éste artículo, el narrador dice lo siguiente: “Nadie sabe por qué, pero los niños son mejores que los adultos en las pruebas de memoria a corto plazo”. ¿Qué es lo que tiene más desarrollado un adulto en relación a un niño? Su auto-imagen. ¿Qué implica ésta circunstancia? Mayor capacidad de concentración por parte de los niños, y menor en los adultos. Sin embargo, los niños del experimento ya disponen de su imagen psicológica, no tan cristalizada como la de los adultos por su inmadurez, pero lo suficiente para que ello interfiera cognitivamente. Y es por éste motivo que el niño no llega a alcanzar de forma natural la capacidad del chimpancé, que es de un 100% de éxitos. Ya que en él, si que es ausente la presencia cognitiva de una imagen emocional de sí mismo. En éste sentido habría que diferenciar la auto-consciencia física del animal, de la presencia de un ego psicológico. Pero mejor lo dejaremos para otro artículo.

El reconocimiento es una actividad sensorial, relacionada a nuestro mundo de los sentidos. El Yo psicológico, forma parte de una variable cognitiva que tiene la capacidad de filtrar y absorber la información, en base a sus estructuras emocionales, y por tanto, la efectividad de asimilación y síntesis de la información queda sesgada. Cuando un ser humano ha utilizado capacidades sensoriales, como por ejemplo el reconocimiento de rostros, para otras actividades intelectuales, se desarrollan altas capacidades. Esto se ha descubierto en personas con autismo por ejemplo, que al carecer de una fuerte auto-imagen psicológica, su cerebro está libre para procesar de forma más efectiva la información. De ahí el síndrome de Savant asociado a tantos casos. Ésta sinestesia interna de algunas personas superdotadas, muestran un uso de las capacidades sensoriales para procesos lógicos-matemáticos. Sería el equivalente de usar una GPU gráfica, en vez de una CPU, para cálculos matemáticos, como se está utilizando en la minería de criptomonedas.

CPU y GPU

En el siguiente vídeo escuchamos la explicación de la experiencia cognitiva interna que dispone un superdotado. Es un caso muy especial. Ya que dispone de las habilidades desarrolladas de quienes carecen de una fuerte auto-imagen, disponiendo de ella. Gracias a ello puede explicar el proceso intuitivo, no volitivo, de sus extraordinarios cálculos.

Para que consigamos disponer de una habilidad comparable a la del chimpancé, primeramente, deberíamos poder concentrarnos sin la capa o filtro de nuestra imagen psicológica. Después, sería necesario desarrollar la habilidad relacionada a éste juego. Los niños y adultos que se han puesto a probar sus capacidades en éste experimento no han sido entrenados el suficiente tiempo, y sobre todo, no se han buscado a individuos con alta capacidad de concentración en habilidades repetitivas y rutinarias, como un ser humano con autismo. Predigo que los resultados con éstas personas serían sorprendentes.

El asunto no es que los chimpancés tengan mejor memoria que los seres humanos, como se intenta indicar en el documental, sino que atienden mejor que nosotros. A los seres humanos adultos les cuesta integrar nuevas habilidades que no hayan desarrollado en su infancia, como por ejemplo, aprender varios idiomas. El ente psicológico absorbe nuestra atención e impide el uso eficiente de nuestras capacidades cognitivas para aprender cosas nuevas. En éste caso, se aplica el dicho “Perro viejo no aprende trucos nuevos“. O dicho desde una perspectiva post-modernista, “la dialéctica del sujeto condiciona su capacidad de aprendizaje”.

Finalmente, hemos pretendido mostrar que hay dos formas de acceder a nuestras memorias. Una, a través de nuestras capacidades cognitivas sin intervención volitiva, lo que llámamos reconocimiento, y la otra, a través de la invocación del ente psicológico, lo que llamamos recordar.
Claramente ésta última es más lenta, y por supuesto, sesga con sus prejuicios la información. Esto convierte a casi todo intento de recordar, en un uso ineficiente de la llamada: memoria narrativa. Sin concentración, que desplace a nuestra auto-imagen de la cognición, no podrá haber reconocimiento y no lograremos vencer nunca al chimpancé.

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