Dark Light
¿Te has encontrado alguna vez trabajando y juzgándote a la vez? ¿Es decir, ¡Que tonto soy! …esto lo tendría que saber… …Mira que no aprendo.. y cosas por el estilo? Este artículo intenta enseñarte lo que hay detrás de ésta común actividad.

Aunque sea algo muy común lo comentado en la entradilla y sea algo que todos hemos vívido en alguna actividad, el hecho de pensar protagónicamente mientras se realiza otra habilidad, es un estado profundamente disfuncional. Cierto es que es la esencia del “piloto automático”, como cuando conducimos. Pero aun así, a sabiendas que es algo hecho por todo el mundo, también sabemos que no estamos realmente atentos a lo que hacemos, y que, por tanto, el despiste o la sorpresa desagradable puede ocurrir en cualquier momento.

En el mundo del deporte, por ejemplo, el mero pensamiento protagónico al fallar un remate, “que malo soy”, implica una salida de la concentración que puede tardar en recuperar muchos minutos. Como no estamos educados para esto, diferenciar los estados de concentración, piloto automático, etcetera, no notará la diferencia. Es decir, estamos tan acostumbrados a estar pensando siempre por encima de lo que hacemos que pensamos que es un estado eficiente. Sin embargo, si nos fijamos y atendemos adecuadamente, nos daremos cuenta que cuando realizamos una habilidad de forma efectiva, y sobre todo cuando ésta habilidad exige una alta exigencia atencional, no estamos en el campo cognitivo.
No estar en el campo cognitivo significa ausencia de actividad argumentativa egoica. Cuando nos concentramos en una tarea desaparecemos en ella. En el deporte de élite, y en general cuando hacemos alguna habilidad que necesite de cierta concentración, el estar cuestionando constantemente nuestros resultados supone una gran perdida de eficiencia en la acción. Ya que la acción compleja necesita expresar multi-habilidades, como en el caso de un futbolista profesional, y ellas no pueden estar disponibles “si el sujeto” está en el campo cognitivo, es decir, si estamos cuestionando lo que hacemos, evitamos o anulamos la actividad intuitiva.

El estado cognitivo se fragmenta en “dentro y fuera”, y por tanto, no podemos absorber el volumen de información exterior y llegar a fluir con el. Aunque nos tomemos a risa nuestros errores y torpezas, sigue siendo una actividad ineficiente. Más grave sería por supuesto una valoración emocional negativa. Que llegásemos a sentirnos mal hasta el punto de cabrearnos con nosotros, dudando de nuestra capacidad.

Desarrollo y concentración

Desarrollador Web

En el mundo del desarrollo la computadora es el espejo del desarrollador.
Si un desarrollador no sabe como está emocionalmente, basta con que se conecte a su ordenador y se ponga a trabajar. Enseguida notará sensaciones reconocibles. Cuando solemos estar bien desarrollamos de una determinada manera. Cuando nos pasan ciertas cosas lo hacemos de otra. No se puede señalar estas particularidades que son muy personales, pero todos aquellos que tengan la suficiente experiencia entenderán de lo que estamos habando.


Si no conseguimos concentrarnos y aparece éste tipo de actividad argumentativa protagónica suele ser una señal de estrés, de diversa importancia. Las causas pueden ser varías pero transmito las más comunes:

1, Por realizar tareas con presión,
2. Exceso de trabajo.
3. Entregas en tiempo demasiados cortos en nuestro criterio.
4. Dificultad o atasco con alguna tecnología.
5. Síndrome del impostor.

Y también causado por otras cuestiones más filosóficas:
1. Desmotivación general con la vida que se lleva.
2.. No nos gusta lo que estamos haciendo.
3. Tareas por debajo de nuestras capacidades o preferencias.
4. Actividades rutinarias y mecánicas.
5. Problemas extra laborales.
6. Cansancio acumulado.

Si en nuestro campo cognitivo atendemos al sujeto del mismo: “soy tonto, soy tal, o pascual”, y al objeto exterior a la vez :”el desarrollo en sí”, fragmentamos el campo cognitivo y no profundizamos en el desarrollo del mismo. La atención no es constante a una actividad.

El yo, “ese compañero pesado”.

La concentración elimina toda información innecesaria o irrelevante del campo cognitivo.
Es por este motivo que es tan funcional. Y ello incluye al sujeto mismo de la cognición. Éste tiene que desaparecer durante el trabajo, o sino, entorpecerá el desarrollo del mismo. Los campos de concentración son llamados dentro de la teoría cognitiva oriental, campos totales. Es decir, campos en los que se “cierra la frontera cognitiva” alrededor de un contexto específico. El campo no atiende a nada que no sea el flujo de información de la actividad. Eso puede suponer atender a varias cosas si hemos desarrollado la habilidad. Pero atender al sujeto, al pensador biográfico que somos, y a la actividad, ya no es un campo total. Porque son reinos cognitivos diferentes y la atención “tiene que saltar” de un campo a otro. La atención es un flujo continuo que no puede fragmentarse si queremos concentrarnos. Es la disposición continua en la misma cosa, lo que induce de forma natural el estado de concentración, y esto no es posible si la actividad no nos gusta o nos parece irrelevante.

campo cognitivo sujeto objeto

En éste sentido somos como ese compañero-a “pesado-a” en la oficina, que constantemente nos interrumpe en la oficina “sacándonos de donde estábamos”. Esa impertinencia que ya está penalizada en el mundo del desarrollo que conozco, al menos por mi experiencia. Los grandes empresas con muchos desarrolladores que tienen descubierto esto, ven muy mal visto tocar e interrumpir a alguien. Ya que tal acción puede hacer perder el flujo de concentración. Así, si has de decir algo a un compañero, aun teniéndolo al lado, se suele determinar el uso de la mensajería interna de la empresa. Y así el compañero ya verá cuando pueda el mensaje sin perder el valioso flow cognitivo tan necesario para trabajar con el máximo rendimiento.
Finalmente, debemos diferenciar el pensamiento que aparece por la actividad en sí, razonamiento y seguimiento del código por ejemplo, del juicio moral de lo que estamos haciendo, que es totalmente disfuncional e innecesario.

diferencias entre sujeto y objeto y el estado de concentración.

Benditos errores

Los errores son nuestros amigos en el mundo del desarrollo. Nos dan pistas de por “donde vamos” para afinar la idea de “por donde quiero ir”. El error es la esencia del desarrollo que innova. Porque hacer siempre lo mismo solo puede tener errores ante despistes. En éste sentido, debemos diferenciar lo que es un error por desconocimiento de un error por despiste. Los segundos solo son posibles si no estamos concentrados. Y esos son los que son tan difíciles de detectar, porque no deberían ocurrir nunca.


Si el error genera un ataque personal: “Soy tonto”, o aún peor, un ataque a la maquina. “golpear el ratón, el teclado, etcétera”, evidentemente no estamos bien. Es la señal de que algo nos pasa fuera de la maquina. Es el momento de dejar lo que estamos haicendo y fijarnos en lo que nos pasa. Quizás solo sea un mal día, algo normal. Pero si es recurrente tendremos que indagar un poco más profundamente en nuestra vida para detectar que nos pasa y porque está saboteando nuestro trabajo. Nada tiene que ver con nuestra habilidades profesionales.

Consejo final

Debemos recordar siempre, ante la maquina, que la programación es una de las cosas que más nos gusta hacer. Que la amamos.
En realidad, sea la actividad que sea, tanto un trabajo interesante como lo más aburrido del mundo, es el mundo de donde descansamos del “otro mundo”. No podemos convertir el código en un problema emocional más de nuestras vidas.

Los problemas emocionales son sistemas complejos, caóticos, muchos de ellos no tienen lógica ni evidente solución. Es algo altamente agobiante para la supuesta mente lógica de un desarrollador. La vida es así, injusta, caótica y llenas de dudas y situaciones incómodas. Así es para todo el mundo. Pero el mundo de las maquinas es un descanso de ese caos no lineal que es la vida humana. La computadora nos da el descanso de la absoluta lógica. Hará lo que queremos que haga, si llegamos a encontrar el camino. Es algo inimaginable en nuestras vidas cotidianas.


Nuestro ordenador solo refleja lo que hacemos Y CON QUE ACTITUD LO HACEMOS. Nos enseña que “algo nos pasa”. Nuestro código nos pide una relación absolutamente mental dejando el corazón para las personas. Nos exige una concentración total, que es la única forma de “conexión con la maquina”. Y así, poder danzar juntos, llegando a sentir que el mismo código sale solo. Nos fundimos con la maquina.

Nuestro código no nos juzga ni nos juzgará nada. No nos dice “eres un mal desarrollador” ni por supuesto que “somos el mejor del mundo”. Solo nos permite la oportunidad de desarrollar una habilidad hasta el talento más profundo. Para llevarnos a ese sentimiento sublime de la “Satisfacción por el trabajo bien hecho”, junto a la sensación increíble de ser un creador.

Con juicios constantes hacia nuestra persona no lo lograremos. Y si, personalizamos a nuestra computadora como a una novia exigente, ella nos preguntará esa incómoda pregunta. ¿En qué piensas? Y de alguna forma, nos mostrará que “no estamos con ella”, y por tanto, no llegaremos a fluir. Disculpen “la machista elección” en éste caso para el ejemplo.

mujer celosa

Por nuestro bien, por nuestra carrera, debemos tomarnos nuestro trabajo como si fuese el proyecto más importante del mundo. No por el bien de la empresa, aunque por supuesto que estarán encantados, sino para no acabar con el vicio de “trabajar a medio gas”.
Y si aparece juicio personal, cosa a veces es inevitable por supuesto, reírnos.
Pero también darnos cuenta de lo que significa, que no estamos consiguiendo la concentración deseada en nuestro trabajo, y por tanto, quizás, deberíamos aislarnos un poco del exterior, o tomarnos un poco más serio, cognitivamente hablando, la actividad que estamos haciendo.

El código nos dice, “algo te pasa, no me estás atendiendo”, como la novia controladora del ejemplo. Siempre pendiente de sí la atendemos o a que atendemos.
En este asunto, “ella, la computadora, merece todo nuestra atención”. En éste sentido tenemos que estar totalmente entregado a ella. Todo pensamiento ajeno al desarrollo, será como un acto infidelidad. Cuidamos pues “a nuestro amor”.

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