Dark Light
Las opiniones de los demás, nos explican como son. En éste artículo intentaremos demostrar éste hecho, y la ventaja que es tolerar la libertad de expresión.

El cerebro interpreta las percepciones en base a nuestras experiencias, junto a lo que se podría llamar una especie de “modelo standard sensorial”. Éste genera una particular percepción subjetiva de la realidad. En realidad, percibimos parecido. Que no significa que sea exactamente igual. Por ejemplo, un daltónico no verá los colores. Y ése mundo monocromático solo será particular a ésa persona, en contraposición a quienes los pueden ver los amplios matices cromáticos.

Nuestra experiencia de existir en éste mundo no es solo sensorial. Disponemos de otro mundo interno, aun más subjetivo si cabe que el exterior: Nuestro mundo psicológico.
Allí construimos un sujeto que se fundamenta esencialmente en nuestras experiencias y creencias. La base factual de nuestro sentido de identidad está sustentado en lo que creemos. Estamos emocionalmente identificados en ellas. Por éste motivo, muchas personas defienden sus ideas con gran fiereza, ya que la identificación emocional te hace sentir “ser” aquello en lo que nos identificamos. Si alguien va en contra de nuestras creencias y opiniones, se va en contra de nosotros.

Un ejemplo. Si disponemos de varias malas experiencias con personas de etnia gitana, elijo ésta raza como podría elegir cualquier otra, será muy fácil que cuando nos pidan opinión respecto a una persona de ésta cultura, tengamos prejuicios negativos. Se entiende su lógica, ¿No? Y por eso mismo, como es algo extremadamente lógico, debemos estar vigilantes ante su manifestación. Si realmente es algo justo para ésa persona que, por otro lado, no nos ha generado ningún mal.

Somos un conjunto de sesgos. De la misma manera, si nuestras creencias se fundamentan en fuertes valores morales, juzgaremos con severidad cualquier comportamiento que nos transmita alguna disonancia con ellas. En cambio, otra persona que carezca de estos principios, no interpretará de igual forma el mismo suceso. Así funciona con cualquier interpretación del comportamiento humano, incluido el nuestro. Yo puedo verte con virtudes y enorme inteligencia. Tú te puedes verme como un estúpido lleno de vicios. A mi me puede parecer adecuadas, en base a mis creencias y experiencias, las palabras de una determinada persona. Por otra parte, otro sujeto puede sentirse ofendido, ante las mismas palabras, si siente que va en contra de las suyas.

Relativismo

El siglo pasado fue el siglo del relativismo. El relativismo es la creencia que sostiene que los puntos de vista no tienen, ni pueden llegar a tener, verdad ni validez universal, sino que solo poseen una validez subjetiva encuadrada en diferentes marcos de referencia.

Fue Friedrich Nietzsche quien acuñó la siguiente cita:

No hay hechos, solo interpretaciones

 Friedrich Nietzsche 

Y añadió:
““Todo es subjetivo”, decís vosotros: pero ya eso es interpretación (Auslegung), el “sujeto” no es algo dado sino algo inventado y añadido, algo puesto por detrás. ¿Es en última instancia necesario poner aún al intérprete detrás de la interpretación? Ya eso es invención, hipótesis.” Fuente.

En estas palabras se puede deducir, que hasta el mismo Yo, puede ser otra interpretación. Esto ya no es solo filosofía, ya que la misma ciencia cognitiva así lo confirma. Finalmente, la física corroboró este posicionamiento relativista con la famosa teoría de la relatividad de EinsteinY como no, la ciencia más precisa que el ser humano ha creado nunca, también lo confirmó: La física cuántica. Ella nos dice que el observador determina la creación de su realidad, y por tanto, no existe un mundo objetivo y libre de nosotros mismos.

Conclusiones

Una opinión define a quien opina, no a lo que está siendo opinado. Ya que esas ideas son el resultado de como el “opinador” ve el mundo. Sentirse aludido por una opinión, es dar “realidad” por nuestra parte a argumentos que no estamos de acuerdo. Es determinar que “esa” realidad, es para mi relativamente cierta, porque no me puedo ofender de algo que carezca de realidad. Nadie debería ofenderse de una ficción. Salvo que en su marco de creencias, “ese asunto”, es peligroso o malvado. Para éste sujeto la banalización es peligrosa. Y en todos, tenemos creencias que proyectan realidades contrarias que tememos, y por tanto, no aceptamos su parodia.

En mi opinión, la libertad de expresión debería ser un derecho universal para todas las personas. Ya que gracias a ella, podemos saber como cada ser humano interpreta su realidad. Y así, si alguien dispone de “otra forma de ver las cosas”, que es contraría a la mía, a mis principios, tengo la posibilidad de tener esto en cuenta. Si las personas no pueden expresar libremente su opinión se me impide la posibilidad de conocer con quien convivo. En qué mundos vivo. Esto no significa que tengamos que aguantar cualquier ofensa por parte de los demás. Nuestro espacio y atención se ha de respetar. Los espacios públicos o semi-privados, se deberían moderar para que exista un mínimo de cordialidad y orden. Si alguien intenta usurpar nuestra atención o espacio, sea éste privado, semi o público, con mala educación, insultos, calumnias, vejaciones o sabotajes dialécticos, se debería tomar medidas. Pero nunca, castigar o prohibir a una persona, porque su opinión respecto a cualquier tema, me parezca ofensiva para mi.

Al menos, ésta es mi opinión, o dicho de otra manera, así veo el mundo.

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