Dark Light

Las emociones son como el agua, carecen de fronteras definidas. La “forma del agua se la da el contenido”. La forma de una emoción se la da la idea asociada: El sentimiento. Pero, resulta que una manifestación emocional puede tener más de un ingrediente, más de un matiz. Cada densidad o característica sería como una especie de color emocional. Son los conceptos, los sentimientos, quienes son fijos. Son como fotografías de un momento del corazón, que está siempre en movimiento. Los sentimientos son intentos de interpretar algo dinámico y en constante cambio. Con ello, pretendemos dar algo de sentido a nuestro sistema caótico emocional.

Así, se puede sentir tanto airosa tristeza, como desesperada, muda rabia. Los colores de una emoción pueden ser paradójicos o contradictorios, y no por ello no mezclarse en un momento dado. Se puede sentir perfectamente tristeza y felicidad en una misma expresión.

Por este motivo los seres humanos somos tan malos para definir lo que sentimos. Ya que pretendemos capturar con conceptos muertos lo que está vivo. No se puede definir de forma simple la complejidad de matices que puedan existir detrás de una emoción humana. Seria como pretender definir al siguiente cuadro, con un único color.

Cuadro abstracto

Si, siempre habrá un color dominante, pero definir al cuadro como “amarillo”, en éste caso, impedirá entenderlo en su verdadera expresión. En cambio, si yo llamo a éste cuadro, “Fernando”, puede que tenga mucho sentido para mi, ya que expresa la variedad de mi clima interior.

De ahí, que el ser humano necesite al arte para la expresión emocional. Y en concreto, a la poesía como intento de dibujo dialéctico de un determinado cuadro emocional. Las coloridas emociones con sus profundas paradojas y contradicciones son más transmisibles con la música y otros medios no tan limitados como los conceptos. Por ello, puede haber una obra artística e infinitas interpretaciones. Solo el autor con “su propio significado emocional en ellas” sabrá lo que pretendió realmente sentir, e incluso, pueda ser la manifestación de algo que le era incluso desconocido hasta para él mismo.


Como a cada cual le transmitirá, diferentes emociones la visión del cuadro superior, en nuestro corazón, el mar del sentir, se mueve con cada impacto de la existencia. Y en su sensibilidad o capacidad de asimilación, transmitirá diferentes frecuencias.

Como ejemplo de lo que se está transmitiendo mejor una experiencia personal.

Mi padre falleció de ELA. Ésta enfermedad postergó a la absoluta invalidez a un hombre siempre activo. Fue muy duro para él. La dependencia absoluta que disponía de nosotros le amargaba aun más. Por tanto, el día de su muerte fue un día de extraño alivio. De alegría y profunda tristeza conjunta. Todo a la vez. Mi corazón se aliviaba del fin de un terrible sufrimiento, y se entristecía por la perdida de una de las personas más honestas que jamás conoceré.

No existe pues, sentimiento para encajar esa emoción. La alegría y la tristeza parecen ser cosas diferentes. Pero en nuestro corazón, se expresan como vibraciones en el mismo manto. Solo entendemos la incomodidad, o en su defecto, la agradable manifestación. Pero todo ello nace del mismo lugar, de la misma cosa. Nuestro sentir.

ondas en el agua

Por tanto, éste puede ser cristalino y tranquilo como un lago, o entrar en tempestuosa locura. Y en cada cambio en su superficie interpretaremos o no, un sentimiento. Al igual que con el clima, que se interpreta como “agradable o no según su temperatura”, no deja de ser el mismo fenómeno de fuerzas en juego. Turbulencias, brisas, presiones, borrascas, anticiclones, conforman tanto el clima exterior o interior.

El sentir es un fluido. Cada estado es una emoción. Y el sentimiento, la fotografía interpretada en un momento dado.

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