Dark Light

Según el Doctor Eduardo Calixto:

“El amor es un proceso límbico y prefrontal a nivel anatómico. Por neuroquímica depende en su etapa más feliz de dopamina y oxitocina, es hedónico, placentero. La persona es irreflexiva y evalúa poco las consecuencias de una mala decisión.

El ser humano tiene pendiente resolver todos los aspectos fundamentales de su naturaleza. Quizás sea, porque en términos evolutivos tenemos un sistema nervioso muy joven.
El fósil humano más antiguo desde el cual se ha podido extraer un génoma completo perteneció a una persona que vivió hace unos 45 000 años en Siberia. No se nos echa una antigüedad no mayor de unos 200 000 años.

Tampoco a mi entender, nos salva el hecho de que seamos relativamente habilidosos y creativos. Tampoco creo que nos pueda salvar, que para comprender nuestra existencia tengamos que desarrollar teorías o sistemas de creencias.
Parece que todavía hay algo que no está del todo hecho en nosotros, al comprobar nuestra historia colectiva. Prácticamente solo hemos sabido guerrear[1] y dominar a otros seres humanos esclavizándolos[2].

El estudio de nuestra naturaleza dispone de infinidad de sesgos, complejos y creencias que se defienden con vehemencia. Y sobretodo, cuando planteamos cuestionar algunos aspectos que hasta ahora eran aceptados. Falta normalizar muchas cosas, y “desnormalizar” otras.
Y este artículo pretende cuestionar unas de las acciones más defendidas de nuestra era.

Cásate con la mujer decente

Cuadro de un matrimonio antiguo

La experimentación sexual ha estado controlada por fuertes complejos morales durante siglos. No se pueden tener relaciones superficiales porque nos convierten en seres superficiales. Seguimos condenando y deseando, a partes iguales, la libertad sexual. Al hombre se le otorgaba al menos cierto tiempo de “diversión” mientras nunca se comprometiera con una “chica fácil”. No iremos más atrás, porque la oscuridad puede ser terrible en éste asunto. El destino para las mujeres que aceptasen las proposiciones de éste machismo instaurado en la sociedad, eran ser mancilladas, sin atender a sus sentimientos. La mujer era de menor valor si se le conocía su libertinaje, por decirlo de una forma suave, en contrapartida del varón, que podía hasta cierto punto jugar con todas las que quisiese y pudiese, mientras tuviese claro que ninguna de ellas se ha de tomar como relación seria.

Éste adoctrinamiento psicológico generaba un profundo sesgo machista, por el cual, el varón convertía a la mujer fácil en algo despreciable y no digna de confianza, para salvar su salud psicológica de su insensible egoísmo.
Las mujeres debían reprimir su deseo, por el bien de su propia imagen. Así, se alimentaba más la coacción y la manipulación emocional en los hombres, para conseguir sus objetivos lascivos. El matrimonio era una cuestión social, apartado del placer, que solo recientemente en tiempos históricos se atendía al amor. Se podría tener amantes relegadas al ostracismo, si siempre se casase con aquellas mujeres dignas a los ojos de la sociedad.
Infinito sufrimiento se ha causado por este motivo a las mujeres. Y dolorosos cargos de consciencia han soportado algunos hombres que tomaron consciencia de sus actos, amando a otras, pero cobardemente casados por interés.

Cásate con quien amas

Aun reciente en nuestra memoria social, se alentó a la mujer a que fuese precavida ante las proposiciones indecentes del hombre.
La mujer, cada vez más liberada podría pensar, ¿Y qué pasa con mis proposiciones indecentes?
¿Yo no las puedo plasmar? ¿Las tengo que esperar?
Por un lado ya se reconocía la necesidad de experimentación por parte de nuestros jóvenes.
Pero, esto no evitaba la preocupación por un compromiso indebido.
Los educadores, tristes desconocidos de sí mismos, consideraban que el peligro continuaba estando en el sexo.
Y, se consideró que con una buena educación sexual salvaremos a nuestros hijos e hijas de una mala decisión[3]. La invención de la píldora conceptiva ayudó muchísimo en ésta, por otra parte importante, labor preventiva al dar por primera vez el poder a la mujer en el control de su concepción[4] .

Se les alienta a que tengan relaciones basadas en el amor, algo que en un principio parece muy razonable, salvo, que educamos sobre sexualidad y no sobre “amoridad“.
¿Qué es el amor?
¿Lo que siento con mis padres?
¿Lo que siento a ver mis amigos?
¡Ah, ya sé! ¡Es ésta obsesión que tengo con ésta persona!

Los padres que han estado pendientes de sus hijos e hijas, descubrían los mismos errores que ellos hicieron en su adolescencia. Se enamoraban de personas poco adecuadas. Y, ante el miedo a que sus hijos e hijas cometiesen el mismo error, coaccionan esas relaciones, generando sin saberlo, mayor deseo y morbo.

Si no educamos emocionalmente dejamos a nuestros hijos a la aventura de sus propios sentimientos. Y en concreto, cuando descubrimos que podemos sentir una fuerte atracción y deseo por personas tan alejadas de nuestra familia. Parece una obviedad, pero si una persona no sabe que es el amor, porque lo que siente con sus padres es otra cosa, podemos confundir cualquier comportamiento por algo idóneo para nosotros. Nos sentimos atraídos a personas sin saber porqué. Y esa ceguera se mezcla con nuestra absoluta falta de consciencia de lo que es el respeto personal. Asunto peliagudo y delicado, cuando en realidad debemos dejar a nuestros hijos e hijas experimentar. Porque, por mucho que se advierta, “Ese chico-a solo te quiere para aprovecharse de ti”, se ha de ver.
Y muchas veces hace falta mucho tiempo para poder ver que me equivoqué seleccionando a la persona que debía amar, ya que necesitamos sufrir, necesitamos decepcionarnos, necesitamos ver que la idea que teníamos de la persona amada, no era la persona que en realidad convivíamos.

Enamoramiento y Odio

Si alguien tiene un ataque de ira, si es posible, intenta soportarlo. Hazle preguntas, llévale a la razón. Generalmente un ataque de ira no dura más de 25 minutos. Creo que todos tenemos claro que es un proceso psicológico de total enajenación.
Dices:
“¡Vete a la m…! ¡Llévate el coche y lo que te salga de ahí! ¡Me importa todo una p… m… …a tomar por c…!”
Y cuando se nos pasa, solemos arrepentimos de todas las decisiones y actos realizados bajo ese estado de furia.
Le hemos dado el coche que necesitábamos para trabajar, …ya nos vale..

El enamoramiento y el odio son procesos muy parecidos.
La diferencia es la duración.
Leamos al experto:

“El odio es un proceso de asociación de eventos aprendidos, se activan casi las mismas áreas cerebrales entre el amor y el odio. Las diferencias estriban en que el proceso emotivo del amor dura más tiempo y es incluso benéfico para el sistema inmunológico y cardiovascular. El proceso de odio-enojo son evaluados por el giro del cíngulo, dependen de mucho cortisol y disminución de serotonina.” Nos comenta el Dr. Calixto.

Son estados que ciegan. En los que se comprenderá, no se debe, o no es muy recomendable tomar decisiones importantes.
Con la ira lo tenemos claro, pero con el enamoramiento. parece ser que no ante la constante presión social y cultural.
Basta con revisar el cine y la prensa rosa, para darnos cuenta de que se nos alienta a actuar bajo esa motivación.
¿Era amor o enamoramiento lo que sintieron los amantes del Titanic?

A muchas pesonas les darán igual.
¡Yo quiero vivir eso!

Disfrutar del enamoramiento

Leamos otra vez al experto:

“El enamoramiento es el proceso irreflexivo, intransigente, violento e irreal de un proceso en construcción que puede llevar al amor compasivo. A esto se puede atribuir el no ver o entender la realidad. Este mito tiene más connotaciones en el psicoanálisis e incluso mitológicas que fisiológicas.

Negar la realidad no es un proceso de ceguera, es un proceso por momentos voluntario y por momentos de inmadurez neuronal y psicológica. Mucha dopamina nos emociona y nos disminuye el análisis objetivo de la cotidianidad.

El amor es un proceso que depende a nivel neuroquímico de la liberación de dopamina, adrenalina, serotonina, acetilcolina, b-endorfina, óxido nítrico, anandamida y factor de crecimiento neuronal. En especial, los receptores de estos neuroquímicos decaen en el tiempo (tres años), así como la taza de liberación por las neuronas es menor en el trascurso de una relación de pareja. El cerebro, en especial el sistema límbico, va exigiendo cada vez más neuroquímicos para sentir la felicidad en el enamoramiento, como si fuera una droga; este evento decae y quedan farmacológicamente dos procesos al descubierto: la felicidad se trasforma a un estado de menor intensidad con procesos cognitivos y de asociación y se busca una fuente nueva que libere con la misma intensidad que el cerebro aprendió a sentir con la pareja, pero en otra(s) persona(s).

Si confundimos el enamoramiento con el amor, nos pasará lo que el Doctor nos ésta advirtiendo sutilmente.
Al acabar nuestra droga, buscaremos a otras personas que nos la transmitan. Al decaer el enamoramiento, sentimos un síndrome de abstinencia, que puede forzarnos a buscar otras personas para sentir lo mismo. Podemos arruinar una relación, que no era tan mala, solo que se fue la sustancia mágica cerebral, que nos alejaba de la cruda realidad. Quizás, nuestra pareja si merece nuestro amor. Quizás, ella, si nos ama ahora.
Pero nosotros pensamos que ya no le queremos. ¿Por qué?
No siento el chute.

Todo esto pasa si no somos capaces de saber la diferencia entre enamorarse y amar. Cuando el enamoramiento pasa, debemos detectar la idoneidad de la relación.
¿Nos dirá el experto que es ese amor?

“En el campo de las neurociencias se tienen tres factores para evaluar el amor compasivo o verdaderoEl que se construye después de tres años de enamoramiento. El que pudo evolucionar y trascender en el tiempo.
Los factores son:
1) La pareja debe ser admirada (inteligencia y con sentido del humor)
2) La pareja debe de gustarnos (simetría de cara, cuerpo, etc.) y
3) La pareja debe tener reconocimiento social (desarrollo económico y posición a su entorno social). Por ello, en el enamoramiento, decirle a alguien que es el amor de tu vida, es una evaluación arriesgada y que puede llevar a conflictos. Creerlo sin evidencias puede llevar a realizar elecciones equivocadas, prematuras y arriesgadas

Podemos cuestionar ésta idea del amor, extremadamente práctica, pero es lógico, es un científico. Reconozcamos que tampoco es una mala situación. Parece al menos cómoda y confortable. Comprobamos que hay cierta diferencia entre la ceguera inicial y la posterior admiración, paz o comodidad, que éste “amor verdadero” parece transmitir.

Hay otras versiones del amor. Y es toda una aventura descubrir su naturaleza. Pero eso es otro tema, que no quiero hablar ahora, a pesar que parezca el momento adecuado.

Por tanto, mi conclusión es la siguiente:

Si te enamoras disfrútalo. Pero hazlo con seguridad como si fuese droga dura. Como cuando vamos borrachos, siempre mejor estar acompañados con buenas personas y no hacer actividades peligrosas. Tomar decisiones que nos hipotequen tampoco es muy recomendable, como hemos podido deducir con facilidad. Ello no quita divertirse y disfrutar del “colocón”.
Pero, debemos ser prudentes. Si nos presiona nuestra pareja para tomar decisiones que nos comprometan más allá del gozo de disfrutar cada día de nuestro amor, sospechad. ¿Por qué hay que tener prisas en casarse? ¿Por qué dejar de hacer lo que es mi vida por él o ella? ¿Por qué correr a tener hijos cuando estoy todavía con mi carrera?

¿No debería bastar el compromiso de mi palabra?:
Te amo!!

¿Para qué atar lo que es evidente?

Disfrutad del enamoramiento, de esa locura, y esperar a que se pase un poco antes de tomar decisiones fundamentales.
Casarse, tener hijos, irme a otra ciudad a vivir con él o ella.
Este celo nos protege de grandes disgustos y sufrimientos que pueden limar nuestra seguridad, e hipotecar nuestro futuro.

Al menos, éste es mi consejo. Cada cual hace lo que desea por supuesto, pero que no se diga que no se advirtió. Hay un tiempo para cada cosa. Y los grandes planes se han de hace cuando el hecho de estar juntos deje de ser suficiente para salir a la calle feliz y motivados. Si a mi me dice mi pareja:


– Si no te casas conmigo es porque no me quieres…

Yo saldría corriendo…

Buena suerte.

Texto del experto:
Doctor Eduardo Calixto.
Fuente.
[1] Cronología de las guerras.
[2] Historia de la esclavitud.
[3] Educación Sexual.
[4]Píldora anticonceptiva

Artículos Relacionados

Aunque ya pueda disfrutar de nuestro contenido, estamos en proceso de construcción. Disculpe los fallos que pueda encontrar o dificultades en la navegabilidad en el sitio. Muchas gracias.