Dark Light

El miedo al futuro es proporcional al grado de incertidumbre que somos capaces de soportar en la vida. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, nuestro cerebro, está especializado en eso: Es una maquina de predicciones temporales. Antes de analizar la inquietud emocional asociada, el miedo en la incertidumbre, vamos a comprobar como éste cerebro realiza ésta labor.

El cerebro, una maquina que crea futuros.

Nuestro cerebro es una maquina de devenir, de anticipación .
De hecho, gracias ello, somos muy buenos adivinos si el espacio de tiempo es muy limitado. En dos o tres segundos. tenemos una tasa de acierto del 90% . ¡Que maravilla sería que fuésemos capaces de ampliar ese campo de anticipación! ¿verdad?

Nuestro cerebro intuye en base a la información y experiencia de contraste que disponga en sus experiencias. Las capacidades normales de asimilar y predecir acontecimientos, se limitan a ese espacio temporal de dos o tres segundos, aunque en teoría, si una persona fuese capaz de procesar más información en su instante determinado, podría anticipar acontecimientos aun más lejanos. Por todo esto tenemos que tener en cuenta algo que nos puede sorprender. El presente que percibimos cotidianamente no es lo que realmente está pasando ahora. Nuestro cerebro nos genera la sensación de un “ahora” particular, pero que al percibirlo, ya es pasado .

“Cuando piensas que un evento ocurre, ya ha sucedido”

David Eagleman

El presente es un cálculo. Es el resultado de una síntesis entre lo que se percibe y lo que se percibió en un pasado. Si lo que estamos percibiendo viene con cierta saturación de ruido, es decir, de información no válida, confusa, desclasificada, comprometemos a esa predicción.

péndulo de bolas

El suceso de la foto es altamente predecible por estar dentro de un espacio de tiempo corto, y existir muy pocas variables que puedan alterar el resultado. Aun así, ¿Quién podría anticipar mi intención de introducir el dedo entre las bolas? Ningún suceso posee un número limitado de variables.

En cambio, nuestras predicciones se realizan en campos cerrados. Ya que si no limitamos el campo, no podemos realizar la estadística, y el cálculo, se convierte en caótico.

La ciencia predice acontecimientos cerrando campos. En una investigación dada y utilizando como base los datos de acontecimientos pasados, establece unos límites. Nuestro cerebro hace lo mismo, de forma intuitiva, en periodos de tiempos cortos.

Pero existe un problema. La vida es un campo abierto y lo que parece tener límites y fronteras son impuestas por nuestra propia mente. Nuestras experiencias y conocimientos son limitados como nuestros sentidos. Nuestra percepción común, nuestra comprensión cotidiana, es siempre limitada. Y, somos ciegos a infinidad de múltiples causas, infinitas variables que ante una mínima variación desencadenan efectos impredecibles y a escala. Es el famoso efecto mariposa. Entonces solo podemos hablar de probabilidades. Ya que cualquier pequeñísima variación en algún punto afectar al resultado. Nuestra mente es entonces reduccionista, interpreta, no percibe directamente. Al interpretar en base a tres o cuatro modelos, es incapaz de ver los enormes matices que existen en cada cosa. Y por tanto, vemos dos o tres ideas generales, que son obviamente insuficientes para predecir lo que va a suceder.

Así, una infinidad de formas nuevas se manifiestan ante nuestra sorpresa general. Pero… ¿son éstas formas tan diferentes a las viejas? Esta es la paradoja que cada cuál ha de resolver solo. La realidad se renueva con matices únicos.
Aunque, en su esencia, reflejarán las mismos principios generales. En principio, no se puede predecir que tipo de formas se manifestarán en el futuro; aunque podamos comprender los ciclos, patrones, y cualidades, que muy probablemente las manifiesten. Nuestra intuición de experto podrá darnos cierta claridad a nuestra especialización, pero siempre podrán ocurrir sorpresas en la medida de que nuestro campo se conecte a otros.

¿Qué será lo odiado por cierta sociedad en el futuro? ¿Qué causará la próxima protesta; rebeldía y como se manifestará? ¿Cuál será el temor más grande dentro de veinte años para la humanidad?¿Qué moverá los intereses económicos? ¿Cuál empresa, tecnología triunfará en quince años? Las dinámicas de una sociedad son tan predecibles como el clima. Saber todo esto, es lo que vale tanto dinero y por tanto se pretende anticipar. Pero la realidad es que quien normalmente está en el sitio adecuado, en el momento justo, haciendo lo correcto, es por casualidad. Es relativamente fácil adivinar si vendrá una nueva crisis en un futuro. Pero lo que no es tan fácil, y es lo que realmente se busca, es saber que forma tendrá y momento exacto aparecerá.

En en el siguiente video tenemos tres resoluciones diferentes al comportamiento dinámico del aire caliente con el frio. Con los seres humanos, podemos predecir de forma general acontecimientos generalizándolos. Teniendo en cuenta grandes ciclos, patrones y cálculo de probabilidades. En la imagen de la izquierda se tienen en cuenta unas pocas variables, dándonos poco predictivo. Cuanto más lejos, más ciegos somos al detalle, a la verdadera manifestación de la “ésa crisis”, o como en el siguiente vídeo, al movimiento dinámico de los aíres que, con más detalle, aparecen en la imagen de la derecha.

La bruja de la familia

Alaska en la bola de cristal

Todo el mundo conoce a alguien que es muy bueno-a adivinando cosas de los demás, o aspectos de algún campo significativo. Y si, generalmente son cosas negativas.
Estos brujos parecen ver lo que nadie suele ver, y nos generan un profundo magnetismo. Y si, la realidad es esa, ven lo que nadie ve-

Ahora bien, no es el futuro. Están atentos al presente y captan la información que otros no son capaces de captar.

Estas personas generan cálculos de probabilidades en base a lo que perciben de los demás o del campo de información de un asunto o lugar, teniendo en cuenta factores generalmente obviados por expertos o implicados. Aparte de tener en cuenta, asuntos esenciales de nuestra vida.


Por ejemplo:
Es más fácil predecir en estos tiempos de crisis generalizada, la ruptura de una pareja. Sobre todo si se comprende que cuando mayores son las apariencias más débil será la relación. Así, con un montón de aspectos y “vergüenzas humanas”, que generalmente son negativas, y que nadie suele tener en cuenta por ingenuidad, respeto o miedo.
Con esta intuición estadística no podremos interpretar el cuando, pero si dar unas probabilidades de cuando el suceso acontecerá. Y así, a veces, tienen la intuición clara, de que va a pasar “algo” en un determinado momento. Solo han de esperar al momento para decirlo con la seguridad que éstas personas suelen manifestar como aspecto de su personalidad.
No siempre aciertan como es lógico. Pero como son muy significativas las veces que sí lo hacen su entorno sensible no tiene en cuenta sus errores, y la imagen de bruja-o se conserva. Al igual que un jugador de poker que determina sus probabilidades de ganar en una determinada jugada a largo plazo, dará igual que se equivoque en ese momento.
Al final acertará más que pierde. Es jugada ganadora a largo plazo.

En base a nuestro conocimiento esencial de las cosas, y percibiendo las señales que evidencian los cambios de ciclos, podemos predecir muchísimas cosas. A pesar de no tener muy claro la forma en como ello se podrá manifestar, todos podemos jugar a ser brujos y brujas. Solo debemos aumentar nuestra comprensión de la naturaleza humana y de los mecanismos ocultos, que están detrás de toda manifestación.

El miedo al futuro

Si tenemos un cerebro que es especialista en interpretar y anticiparse, comprenderemos que nos inquiete tanto que no seamos capaces de adivinar lo que pasará mañana. Nos genera angustia porque nuestro cerebro no llega a proyectar ese futuro tranquilizador, o por el contrario, solo puede pensar en cosas negativas. El cerebro induce su futuro en base a como comprende nuestro pasado. Y el lugar en donde vive es el presente: Que no es más que el resultado de la interpretación.

un interrogante enfrente de un hombre

Veamos como analizamos normalmente. Por supuesto que es un ejemplo burdo, pero quizás nos pueda aportar algo de luz. Cojamos una queja típica, un trauma generalizado, y comprobemos “cómo está hecha“. Ya que, recuerdo, todo lo que nuestro cerebro crea se fundamenta en el pasadosiempre es viejo.

Un amigo o conocido nos comenta:
“Parecía que todo iba bien, mi mujer me decía que me quería, yo era muy feliz, y teníamos planes de futuros, además tuvimos un hijo hace unos meses… …¡Cómo puede ser que me ha haya dejado! ¡Dios mío, si yo la amo!”

Veamos como nada de esto estaba tan claro realmente. Analicemos por partes lo dicho. Tenemos:

  1. Todo iba muy bien,
  2. mi mujer me decía que me quería,
  3. Éramos muy felices.
  4. teníamos planes de futuros.
  5. además tuvimos a nuestro hijo hace seis meses!’.
  6. …¡Cómo puede ser que me ha haya dejado!
  7. Dios mio, si yo la amo!”

Primera parte “todo iba muy bien”

Que las cosas nos parezcan que van bien, no significa que vayan bien. Yo puedo sentirme muy cómodo con mis circunstancias, pero mi pareja aburrirse enormemente. El aburrimiento puede ser causa de necesidad de cambio. En cambio, ése aburrimiento, puede ser la causa de mi felicidad.

Segunda parte “Mi mujer me decía que me quería”

Yo te digo, tengo hambre, y es cierto, hasta que deja de serlo. Yo te digo, “Siento que te amo con locura, y que no te abandonaré nunca!!”, esto es verdad, ¡hasta que deja de serlo!

Tercera parte “Éramos muy felices”

Cuando se recuerda una perdida, un abandono en éste caso, solemos atraer los recuerdos que validen su importancia emocional para nosotros. Rara vez se recuerda lo malo de una relación que no hayamos dejado nosotros . Si mi mujer me abandona, y yo quería seguir con ella, recordaré solo lo bueno, mi cerebro eliminará en la construcción de mis recuerdos, cualquier dato que contradiga a eso que siento. Por eso nos parece que éramos tan felices, cuando en realidad no es así. Éramos A VECES felices, y otras veces, no. Una solución cognitiva para evitar el estrés, es empezar a convertirla en la mala. En la culpable. Odiarla. Y con ese “cambio de principio emocional”, solo se recordará cosas malas. Porque un sentimiento solo puede evocar recuerdos afines.

Cuarta parte “teníamos planes…”

Los planes de futuro se hacen en base a nuestras conclusiones presentes. Si éstas conclusiones cambian, los planes dejan de tener valor. Si me siento solo, en mi relación, ahora, entonces, no me apetece ya hacer esos viajes con mi pareja. Resulta que me siento solo o sola Ahora. Ayer, no era así. El sentir humano es caótico. Es un sistema no lineal como el clima. Y, decir “el domingo iremos al campo” porque hoy hace buen tiempo, es absurdo. De la misma manera, no sabemos que sentiremos el domingo, y si nos comprometemos hoy, no hay ninguna garantías de sentir lo mismo.

Quinta parte “Tuvimos un hijo”

La crianza no elimina los problemas de una pareja. Se puede intentar ocultarlos, enfocándonos en nuestro hijo-a.
Pero otras veces, genera el impulso contrario para que la relación se rompa. Es un terrible error intentar salvar una relación con uh hijo-a. Esto no quita, que a veces, una pareja ya rota, se pueda salvar por un hijo-a. Nada es imposible, pero es poco probable Volvemos a las infinitas variables que alteran un todo. Seguir o no seguir, es un mundo infinito de eventos desconocidos para una relación dada. Y si algo funciona en una pareja, en la nuestra, puede ser la puntilla que la fulmine.

Sexta parte “Por qué a mi”

El lamento de siempre. Solo nos quejamos de las causas desconocidas que generan nuestras desgracias. Nunca he visto a nadie decir, ¡¡Cómo ha pasado que me ha tocado la lotería, como puede ser!! La incertidumbre, es la sustancia de la realidad. Así, la pregunta que se debería hacer cualquier persona que esté sufriendo por algo es ¿Por qué no podía pasar? ¿Acaso no pasa esto, y cosas peores, a otras personas?¿Es estadísticamente tan improbable? No nos gustan que nos hablen de probabilidades ni estadísticas en los asuntos personales. Es algo frio. No nos gusta aceptar, que dios tire los dados con nosotros. Queremos que Dios tenga un plan claro y definido para nuestra vida.

“Dios no sólo juega a los dados, sino que a veces los tira donde no se puedan ver”

Stephen Hawking

Septima parte “La amo”

Que yo ame a alguien, no me da el derecho de poseerla. No es mía. No me da derecho, a determinar cuando tiempo tiene que estar conmigo. Claro, nos gustaría que se quedase, mientras la amasemos, mientras nos satisfaga, mientras consuele nuestras necesidades psicológicas. Pero, ¿Y si amamos de repente a otra persona? Vaya, entonces, resulta que sí nos parecería genial que se fuese.

Además, si tenemos sustituta y nos deja, seremos los buenos de la película, y además disfrutar un poco del consuelo entre los seres queridos. ‘¡Guau, esto sería genial! ¡Que me deje ahora que quiero estar con otra historia, ya que yo no tengo el valor para hacerlo!

Siempre pasa lo peor que esperamos porque comprendemos la realidad de una forma muy sesgada. Y no llegamos a ver, nuestra “inocencia” y egoísmo, en la creación de nuestra propia vida.

Conclusión

Mi intención ha sido primeramente enfocar en la necesidad de comprender mejor nuestro pasado para poder anticiparnos al futuro. Sin una visión profunda y relativista, sin la aceptación de las múltiples probabilidades, y sobre todo, sin excesivo protagonismo existencial, la vida, se vuelve aún más confusa y ruidosa de lo que realmente es. Debemos eliminar nuestra contaminación sentimental, de toda posible opción futura.

Tememos al futuro porque tememos perder lo conocido. No sabemos cuando ni porqué, pero sabemos que se perderá, todo. Sabemos que la muerte llegará, tanto propia o ajena, tanto de personas o situaciones. Lo sabemos y lo pretendemos ignorar. El primer acto de madurez de todo ser humano es aceptar nuestra breve estancia. La temporalidad de toda cosa, y por tanto, la proyección de la máxima atención a la misma. Ya que, esto, también pasará.

Nos angustia saber. Bajo mi punto de vista, la solución más rápida es asumir que ese miedo es limitante e irracional. Debemos desarrollar el coraje para enfrentarnos a la vida, a pesar de que nada es para siempre, que todo lo logrado desaparecerá.

La vida es como un juego. Puedes ser muy bueno en él, hacer una partida extraordinaria, y al final, ¡se esfumará como partida de un Monopoly!
Si de momento, se es muy malo en el juego de la vida aprendamos a jugar mejor… Sin quejas. Hay poco tiempo.

En el fondo, ganar o perder no es tan importante. Ya que, sin duda, ¡se nos esfumarán todas las derrotas como todos los triunfos! Conviene, a mi entender, más enfoque en las maneras, al desarrollo y no tanto al logro. Un saber andar por la vida, por encima de victorias o fracasos. La humildad y elegancia no se pierden con la muerte. Son rastros que quedan en los demás, a través de nuestras obras. Y creo que ese debería ser nuestro verdadero legado. No tanto nuestros objetos, sino el recuerdo de nuestra serena presencia, ante la inevitable incertidumbre de la vida.

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