Dark Light

El entorno es la personalidad. La percepción de disponer de una única e indivisible personalidad puede ser perfectamente una ilusión. En el siguiente artículo vamos a considerar ésta hipótesis: Que una persona es tantas como relaciones significativas disponga. Creo que toda persona puede comprobar nuestras constantes incongruencias entre lo que hacemos y pensamos. Con un sencillo acto de honesta observación personal, comprobaremos nuestra ausencia de ese yo indivisible, auténtico y coherente, que tanto intentamos afirmar y convencernos en nuestra vida.

Por otro lado, es muy común observar tal hecho en personas conocidas. Solemos llevarnos sorpresas cada cierto tiempo con quienes eran para nosotros coherentes y claros. Habremos visto, y tantas veces oído, sucesos terribles por parte de personas “normales”. Quien conoció al sujeto suele transmitir frases de perplejidad ante quienes han sido familiares, amigos, de quienes por ejemplo, han cometido un crimen .Se suele oír cosas del tipo: “Era un buen padre”. “Siempre ha sido un buen vecino”. “Siempre fue muy amable con todos” Como si una buena relación con nosotros fuese el determinante claro de que era una persona estable y sana.

Por tanto, especulamos que tenemos varias personalidades para diversos entornos. No somos la misma persona cuando estamos en público, cuando estamos con desconocidos, cuando estamos con amigos, con unos en concreto, cuando no nos ven ciertas personas, cuando estamos con la familia, cuando percibimos lo morboso, cuando la ira nos arrebata.

No somos la misma personalidad cuando estamos solos, somos otra bien diferente con la pareja, ni con alguien que nos atrae, ni con alguien que no nos atrae pero nos cae bien. No somos la misma persona con quien tenemos confianza ni con quien no la tenemos. No somos la misma persona en el trabajo, ni con un determinado compañero o compañera, ni con el jefe o con aquel que nos tiene manía en la escuela, y en general, tenemos tantas personalidades como significativas relaciones dispongamos.

Una persona sentada con muchos yoes rondandole

Somos legión

Para mi, el error, es intentar rectificar a las personas. Hay que rectificar comportamientos. Porque la personalidad que dice “No, no quiero hacer eso”, o “Quiero dejar eso”, “No volveré hacerlo”, es diferente a la que luego actúa. De hecho, la intención de cambiar es honesta. El problema no es tanto en una falta de compromiso personal. Es que quien dice que quiere cambiar no es el mismo que actúa. O dicho de otra forma. Decimos lo que decimos, porque no estamos en el entorno que nos evoca el comportamiento condenado.

Desde éste punto de vista somos todos esquizofrénicos. Lo que sucede, es que no creemos ser napoleón por ejemplo, la mayoría del tiempo actuamos de una forma socialmente aceptable ocultando nuestras incoherencias. Nuestra esquizofrenia, solo la notamos nosotros, o en todo caso alguien que conviva íntimamente con nosotros. De la misma forma vemos a los demás casi siempre igual, y solo podemos ser conscientes de su propia incoherencia si vivimos el suficiente tiempo con ellos sucediendo cambios de entorno significativos.

De la misma manera, podemos observar lo siguiente: Así como los eventos que percibimos evocan nuestra personalidad, también nosotros somos el evento que genera a la personalidad ajena. Cuando nos dicen cosas tipo: “Contigo, me siento tan bien”, o vemos a esa persona relajada y desenfadada con nosotros, en realidad, no tiene porqué expresar que ésa persona sea agradable, relajada y desenfadada, como rasgo primordial. Sino que, como proyectores de las personalidades ajenas, junto a las circunstancias particulares con qué nos relacionemos, provocamos ésta manifestación.

Entonces, ¿Es una persona agradable o hacemos nosotros y las circunstancias, a esa persona agradable? ¿Qué parte auténtica estamos viendo de los demás? ¿Qué parte auténtica dispongo? Piénselo un poco antes de continuar con el artículo.

Si no observamos sin ser vistos, difícilmente veremos comportarse de forma “extraña” a las personas que determinamos son conocidas. Además, observemos las ideas fijas que disponen nuestras relaciones intimas sobre nosotros. ¿No nos han dicho muchas veces cosas tipo: “No hagas eso, no te pega”, “No te lo conté porque sé que a ti estas cosas no te gustan”, y en general, nos sentimos incomprendidos? No se puede deducir solo que existe una falta de verdadero interés por parte de todos en conocer a los demás. En realidad, muchas personas son queridas y admiradas. Y sucede el mismo sesgo. Sucede la misma comprensión.

Si se pregunta porque uno no se da cuenta de que “es otra personalidad” hasta el momento de los hechos contradictorios, debemos señalar algo. Psicológicamente hablando, la sensación de ser la misma persona es siempre la misma.
Porque una cosa es el sentimiento de ser, y otra cosa es “el comportamiento que se expresa a través del evento que percibimos”. Así, nos llevamos muchas sorpresas y estamos en constante lucha entre, lo que siento, lo que pienso, y lo que hago, casi siempre en relación conflictiva.

¿Cómo puedo decir que no me aguanto a mi mismo si soy una persona? ¿A quién no aguanto? ¿Quién soy yo en realidad? ¿Lo que aguanta o lo aguantado?

Conclusión

Por tanto, el entorno es la personalidad. Y esto seguirá siendo así, mientras el entorno nos domine y supere. Mientras seamos incapaces de reprimir lo reactivo y habitual, de “defusionarnos” de lo percibido. Mientras no logremos cierta independencia emocional de los eventos significativos de nuestra existencia, estos serán nosotros, y ellos mandarán sobre nuestras decisiones y reacciones.

En este asunto la atención es clave. Si no estamos bien atentos, y sobretodo, ya atentos antes de que el evento aparezca, reaccionaremos como el entorno nos cree. Por hábito. No podremos decir que somos dueños de nosotros mismos, de forma auténtica, mientras los entornos más significativos sean nuestros dueños.

Para finalizar, me gustaría concluir con que, en el sentido de éste artículo, no existen entonces personas malas o buenas. Existen personas con comportamientos malignos o benignos ante determinadas circunstancias.
Las personas poseen comportamientos, constructivos o destructivos, para sí, o para los demás. Ello es lo que considero se debe rectificar, si se dispone del deseo de actuar con responsabilidad. Nuestros actos pueden estar tanto evocados por el entorno como por un acto independiente de las circunstancias, con madurez emocional de lo que se percibe, y cierto conocimiento de nuestras causas.

Si una persona desea de verdad ser responsable de sus actos, deberá decidir sin coacción en cada circunstancia. Y para no estar coaccionados debemos dejar de reaccionar mecánicamente, dejar de depender de ése entorno. En todo esto, “el dejarse llevar” ante un determinado entorno, solo tiene sentido si ya es nuestro. No tiene sentido en todo entorno en el en realidad nosotros somos la propiedad. El sentido de propiedad no es en lo que se percibe, no se trata de una posesión emocional. Que las circunstancias “sean nuestras” lse refiere a que nuestras reacciones nos son propias, no inducidas, nacidas de cierta comprensión íntima y madurada de nosotros y lo que acontece.

Para ello debemos comprender bien lo que está sucediendo cuando somos dominados por las circunstancias. Que se mueve en nosotros ante lo que percibimos. Que es aquello que se evoca en cada situación significativa. Qué decir, que esto es importante en lo negativo, pero por supuesto también deberíamos tener el mismo interés en las situaciones y entornos que nos gusten, que nos sean agradables.

En caso contrario no podremos ser verdaderamente responsables de nuestros actos. Y por tanto, culparemos a otros o nos castigaremos por nuestra falta de dominio y auto control. Si no podemos ser responsables, dejamos de ser individuos civilizados, para convertirnos en anímales dominados por las circunstancias, perdiendo el control sobre nuestras vidas. Y esto es lo más peligroso que puede suceder en una sociedad. La ausencia de verdadero pensamiento crítico, l ausencia de auto-control emocional en los que conforman el tejido emocional de la sociedad.

Artículos Relacionados

Aunque ya pueda disfrutar de nuestro contenido, estamos en proceso de construcción. Disculpe los fallos que pueda encontrar o dificultades en la navegabilidad en el sitio. Muchas gracias.