Vamos a demostrar que se puede aprender sin querer aprender Para poder memorizar nuevos datos necesitamos de una estructura anterior para fijarlos. Ésta es la principal diferencia entre una persona que se enfrenta a algo nuevo, nunca antes visto, y alguien que tiene experiencia en la materia. Pero vayamos a la demostración.
Pues bien, primeramente, veamos su capacidad de asimilar nuevos datos. Le paso en la siguiente imagen un código que tendrá que memorizar en 30 segundos. No haga por favor que nadie te ve….
Mire la imagen unos 30 segundos:
Muy bien. Ahora, sin mirar la imagen de arriba obviamente, intente decodificar el siguiente número. Coge papel y lápiz y hazlo por escrito. ¡No mire más abajo!
Bien. Vamos a comprobar sus aciertos:
Lo normal es que haya acertado dos o tres números como mucho. Si ha utilizado una técnica de memorización, puede que haya memorizado bastante más, si se ha relacionado algún código a alguna figura conocida, tipo el seis parece una c, o el ocho parece una mesa. Finalmente, es muy raro, que usted haya conseguido en tan poco tiempo memorizar todo el código y adivinar el número con facilidad.
Pues bien, Ahora te voy a enseñar una estructura de datos.
¿Qué es una estructura de datos?Una forma de relación de los mismos. Ésta estructura usted ya la tiene integrada sin que lo sepa. Como comentamos, cuando una nueva información dispone de una estructura anterior donde integrarse, se memoriza de forma natural y sin esfuerzo.
Comprobémoslo:
Ésta es la estructura:
¿Le suena?
Si, es la configuración de los números de un móvil o la terminal de un cajero:
Su memoria psicomotriz la tiene totalmente asimilada de tanto relacionarse con ella. De hecho, muchas personas no recuerdan el número de su tarjeta, o ciertos números de teléfono, lo recuerda su mano.
Ahora veamos el siguiente número y comprobaremos que somos capaces de adivinarlo sin problemas:
Coja el papel y lápiz y use su sabía mano. Ella reconoce el código.
Vamos a comprobar sus aciertos:
Conclusión
Para aprender de manera eficaz nuevos conceptos debemos integrarlos en una estructura asimilada. Por ejemplo, el nombre de una persona es un dato sin estructura.
“Luis” puede ser muchas cosas. Hasta que no se integre en una estructura importante, esa persona le sonará su cara, pero no recordará su nombre. Somos expertos reconociendo rostros, no recordando nombres.
Entonces, si se pretende asimilar conceptos sueltos, se ha de utilizar una estructura que ya dispongamos para integrarlos.
En caso contrario, comprender bien la nueva estructura de datos que se nos presente.
Recordar datos sueltos es algo ineficiente y muy costoso para los seres humanos, cualquier primate por ejemplo, lo hace mucho mejor que cualquier humano. Ya que, una cosa es recordar y otra cosa es reconocer. En lo primero, intentamos evocar unos datos volitivamente, y con lo segundo, lo percibido atrae los datos asociados a ello. Desarrolláremos un artículo hablando en profundidad de éste asunto tan importante entre el reconocimiento y el recuerdo.
Finalmente, ésta es la razón por la cual existen técnicas de memorización en las que se traduce la información al formato de una historia. Nuestro cerebro es experto en crear historias y nos resultará más fácil de recordar una, por absurda que sea, que los datos sin relación alguna.
Gracias a esto, muchas personas se especializan en memorizar, por ejemplo, cartas u otras estructuras de datos complejas. Esto nos dará el poder de asimilar cualquier información, indispensable para el reto educacional. En el que no se preocupan mucho en la comprensión profunda de los conceptos, sino en la transmisión de unos determinados significados, que por tanto, tendremos que recordar para poder aprobar.
